Breves apuntes sobre el racismo anti-negro (II). Estados Unidos.

Breves apuntes sobre el racismo anti-negro (II). Estados Unidos.

Entrada escrita por Rafael González Fernández, profesor de la Facultad de CCPP y Sociología de la UCM.

En Estados Unidos fueron muy numerosos los medios de comunicación abolicionistas que se publicaron desde comienzos del siglo XIX hasta el fin de la guerra civil. Destacan diversos periódicos, generalmente de periodicidad mensual, vida muy fugaz, tiradas cortas e impacto muy escaso, salvo excepciones como The Genius of Universal Emancipation, editado desde 1821 por el cuáquero Benjamin Lundy, de Baltimore (Maryland). Su ayudante, William Lloyd Garrison (de Boston, Massachusetts) fundó en 1831 The New England Anti-Slavery Society (NEASS) y el periódico The Liberator, que funcionó hasta 1866. En 1833, y como ampliación de la NEASS, Garrison fundó en Nueva York The American Anti-Slavery Society, que duró hasta 1870, editando (entre 1836 y 1838) la revista para niños The Slave’s Friend (suprimida por problemas económicos).

Las sociedades abolicionistas emplearon frecuentemente oradores negros (casi siempre esclavos fugados) para demostrar que los Negros no eran «animales» ni personas «estúpidas». Sin Duda el más famoso fue Frederick Douglass que escapó de Maryland en 1838 y en 1845 publicó su autobiografía: Narrative of the Life of Frederick Douglass, an American Slave, que ha seguido reeditándose sin cesar. Magnífico orador, su frase más famosa ante auditorios blancos era: «Slavery brands your republicanism as a sham, your humanity as a base pretense, your christianity as a lie» (la esclavitud demuestra que vuestro republicanismo es un fraude, vuestra humanidad un engaño infame, y vuestro cristianismo una mentira). Muchos blancos temían una posible «guerra racial», la venganza de los negros y, sobre todo, fusiones raciales que denominaban «amalgamation«.

Los abolicionistas fueron perseguidos y agredidos también en el Norte: se asesinó a Elijah Lovejoy, editor de un periódico abolicionista en Alton (Illinois), y se encarceló a Prudence Crandall, abolicionista de Connecticut, al negarse a cerrar la «boarding school» que fundó para muchachas negras. En 1836 el Congreso aprobó una «Gag rule» para que a nivel legislativo no se volvieran a tener en cuenta las peticiones abolicionistas de los blancos.

Como era de esperar, en el Sur empezaron a editarse textos que justificaban y defendían la esclavitud, como el libro colectivo The pro-Slavery Argument (1853),  en el que escribirán autores como el abogado, juez y filósofo de Virginia George Fitzhugh y William J. Grayson, dueño de una inmensa plantación en Carolina del Sur. Sostenían que las personas son diferentes en inteligencia, fuerza y raza, siendo los negros «inferiores» a los blancos en todos los sentidos. En 1854 Fitzhugh publica Sociology for the South, indicando que una plantación es «una sociedad comunista ideal», donde cada uno «recibe lo que necesita» y el negro es «muy feliz». En 1856 Grayson publica The Hireling and the Slave, donde señala que los Negros esclavos son habitualmente muy bien tratado y «escapan de los peligros de la pobreza». En 1856 el reverendo Thornton Stringfellow escribe que la esclavitud aparece como una institución «normal» en el Levítico, y que Job, Abraham, Isaac y Jacob fueron grandes poseedores de esclavos; además, en el Génesis (9, 25-27) se dice que Canaán, hijo de Cam, será esclavo de Sem y Jafet; los camitas ocuparán Egipto, Etiopía, Arabia y Canaán; este argumento bíblico aún lo defienden los racistas de hoy en día. 

En 1850 se promulga la Fugitive Slave Act, la Ley Federal que autoriza la captura y devolución de negros fugados a Estados del norte. Mucha gente impide que sean detenidos o pagan los 2000$ que cuesta su libertad. En 1852, e indignada por dicha ley, Harriet Beecher Stowe publica Uncle’s Tomo Cabin que, aunque bastante mediocre desde el punto de vista de su calidad literaria, se difunde con un enorme éxito editorial.

 La guerra civil se está preparando de manera imparable: en octubre de 1859 se produce el asalto al arsenal federa y fábrica de armas de Harpers Ferry (Virginia) por el grupo de John Brown («El azote de Kansas») integrado por blancos y negros, que serán capturados por Robert E. Lee; en noviembre de 1860 el republicano Abraham Lincoln gana las elecciones presidenciales; y en abril de 1861 se produce el ataque a Fort Sumter  en el puerto de Charleston, que supone el comienzo político-militar de la guerra civil.

Tras a guerra civil, muchos niños negros serán liberados de la esclavitud, y tras conseguir una adecuada formación académica, publicarán sus memorias y ensayos, como fue el caso de Booker T. Washington, que en 1901 publica Up From Slavery. Este autor denunció que no hubo una adecuada preparación cultural de los negros, a los que no se entrenó en las responsabilidades económicas, las habilidades ocupacionales ni las responsabilidades políticas. En 1903 el primer negro doctorado por la Universidad de Harvard en 1896, William Edward Burghardt Dubois publica The Souls of Black Folks.  Y en 1909, junto con Mary White Ovington y Henry Moskowitz funda la National Association for the Advancement of Colored People (NAACP) en la que se integran, sobre todo, los negros que consiguen cursar estudios universitarios. En 1915 Carter G. Woodson funda The Association for the Study of Negro Life an History, y en 1916 comienza a editar The Journal of Negro History.

Con la entrada de Estados Unidos en la Primera Guerra Mundial, el racismo «científico» contra los negros se agravará con el uso sesgado de la psicometría. En 1917 Robert Yerkes, Presidente de la American Psychological Association y su equipo diseñan el test Alfa (para hombres alfabetizados) y el test Beta (para hombres supuestamente analfabetos que obtenían pobres resultados en Alfa). Se divide a los soldados en los grupos A, B, C, D y E: los A (5%) serían para oficiales y los D y E eran «incompetentes». Terman (al traducir y estandarizar el test de Binet con estudiantes californianos) situó la inteligencia promedio «normal» en la edad mental de 16, pero los soldados mostraban una edad mental media de 13,08 años. Yerkes (1923) indicó que las «diferencias raciales» en inteligencia eran reales. Ello permitía establecer una jerarquía intelectual entre 1º) reclutas descendientes de ingleses 2º) holandeses, daneses, escoceses y alemanes 3º) turcos, griegos, rusos, italianos y polacos 4º) afroamericanos, con una edad mental media de 10,41 años. Según Yerkes, los negros de los Estados Unidos del norte obtenían mejores puntuaciones, porque los más listos tienden a emigrar para progresar y en el sur quedan los más «débiles» mentalmente. Walter Lippman (1923) contestó a Yerkes, señalando que la auténtica inteligencia media -según Terman- era la de 13,08 años, y no la de 16. Pero la «eugenesia racista» fue imparable en Estados Unidos: Carl Brighan (1923) en A Study of American Intelligence (con prólogo de Yerkes): insistió en que había que defender una «inmigración selectiva» en Estados Unidos, y que los blancos jamás debían mezclarse con negros. En 1924 se promulgaba la Ley Federal de Inmigración, al tiempo que iban extendiéndose las leyes de eugenesia que llegarían a operar en 30 Estados.

Tras las denuncias de la Escuela de Chicago acerca de las miserables condiciones de vida en los guetos negros, en 1944 se publica en Estados Unidos el libro del economista sueco Karl Gunnar Myrdal: An American dilema: the Negro problema and modern democracy. Nueva York: Harper & Row, en el que, con gran optimismo, plantea que la tensión entre el «prejuicio blanco» hacia los negros (y su secuela de discriminación, segregación y pobreza) cederá poco a poco ante los ideales de libertad e igualdad del «credo americano». En el prólogo de la edición de 1962, Myrdal señaló que la situación de los negros en Estados Unidos había mejorado mucho. Le contestaron en 1966 los economistas marxistas Paul A. Baran y Paul M. Sweezy en El Capital Monopolista: ensayo sobre el orden económico y social en Estados Unidos. México: Siglo XXI  (1968) indicando que los negros al pasar del campo a las ciudades habían mejorado aparentemente, pero que la brecha con los blancos se había ampliado con procesos atroces de marginilización urbana (guetos, etc.).

A pesar del exitoso desarrollo político de las leyes civiles, un enorme retroceso será la publicación, en 1965, del «Informe Moynihan» (Daniel Patrick Moynihan era sociólogo y senador demócrata por Nueva York) The Negro Family. The Case for National Action. Washington. U.S. Department of Labor: «Una cuarta parte de los matrimonios están disueltos; cerca de una parte de los nacimientos son ilegítimos; una cuarta parte de las familias tienen como cabeza de familia a una mujer». La «desintegración de la familia negra», el «matriarcado» y la creciente dependencia de la asistencia pública» son la causa de la pobreza, la marginalidad y la violencia «típicas» de las comunidades negras, que constituyen una «infraclase». En 1974, la antropóloga (blanca) Carol Stack desmontará esta explicación con su prodigiosa monografía All our Kin: Strategies for Survival in a Black Community. Nueva York: Harper & Row. Pero no dejarán de surgir antropólogos racistas, como Carleton S.Coon (1962), que en The Origin of Races defiende la hipótesis de que hace millón y medio de años el Homo erectus se dividió en cinco razas geográficas o subespecies, evolucionando hacia el Homo Sapiens, siendo los blancos los que antes «atravesaron el umbral crítico de un estado más brutal a otro de más sapiencia». Y, en 1972, el ingeniero de Stanford, coinventor del transistor y premio Nobel de Física, William Shockley (1910-1989) intentó demostrar fanáticamente (con argumentos bastante estrambóticos y nada científicos) que las personas con piel oscura eran inferiores, tal y como insistirán, en 1994, aunque de manera más «sutil», Herrnstein y Murray en The Bell Curve, uno de los libros más polémicos de los últimos tiempos.