23 Sep Albinismo en Tanzania
Escrito por Rosa María de León. Asociación Afrikabanga. Graduada del Curso Cultura y pensamiento de los pueblos negros
Tanzania es uno de los países africanos con mayor población albina y en donde más ataques se han perpetrado contra ellos.
A partir de 2007 los ataques a la población albina en la zona del Lago Tanganica se incrementaron de manera dramática coincidiendo con el hecho de que las expectativas económicas en la pesca y en la minería de esa zona no se vieron satisfechas y como remedio, apareció una economía oculta, de corte mágico (amuletos y pócimas elaborados con miembros de albinos) que traería una revitalización económica, fetichizando la blancura.
En esos momentos de ajustes estructurales de la economía de mercado, se explicaría suficientemente la aparición del nuevo discurso en ciertas prácticas mágicas en Tanzania. Cualquiera que sea el fetiche que se elige (en este caso los albinos, pero en el futuro podría ser otro) las creencia ocultas y las prácticas mágicas seguirán evolucionando y adaptándose a los cambios sociales, políticos y económicos de la sociedad tanzana y de otras sociedades africanas.
Ante las voces de alarma de las organizaciones internacionales por la violación a los derechos humanos que estaba sufriendo la población albina y como indicadores válidos para atraer mayor ayuda económica extranjera, se fueron adoptando diversas medidas, como la suspensión de las licencias a los sanadores tradicionales, el aumento de penas para los asesinos, incluso la pena de muerte, pero la corrupción policial y judicial ha seguido produciendo juicios lentos y poco eficaces.
Otra medida tomada por el gobierno tanzano fue la creación de “los refugios para albinos” Estos refugios merecen una reflexión especial por sus consecuencias en los jóvenes que allí viven y por conocer y trabajar personalmente en uno de esos centros.
El gobierno adaptó diversos centros donde residían niños y niñas con discapacidades para proteger a las personas albinas que huían de sus poblados, fundamentalmente dando protección armada a los centros. Algunos albinos llegaban de motu proprio y otros por la intervención de las autoridades o de la comunidad. Si eran bebes, las madres debían permanecer con ellos, pero sin un control efectivo del centro, en ocasiones los bebés quedaban a cargo de alguna de las niñas albinas residentes.
Actualmente, las mujeres y los niños con albinismo constituyen un porcentaje significativo de los residentes de estos refugios, donde muchas veces se les proporciona una atención mínima, particularmente en las áreas del apoyo psicosocial, la educación, el tratamiento médico para prevenir el cáncer de piel y el apoyo oftalmológico para posibilitar la educación.
Lamentablemente desde el primer momento, estos refugios no han reunido los mínimos de habitabilidad necesarios para alojar a los niños, recibiendo ocasionales ayudas de organizaciones, algunas extranjeras que no tienen continuidad por lo que a veces los proyectos de mejora son ineficaces y quedan incompletos.
En 2013, visité por primera vez uno de estos centros, Kabanga Center, (en Kasulu-Tanzania) donde casi trescientos niños de todas las edades y con diversas minusvalías, la mitad de ellos albinos, conviven, muchos de ellos, toda su infancia.
Están rodeados de un alto muro y protegidos por personal armado que cuenta a los albinos al atardecer. Apenas tres adultos se ocupan de ellos por lo que desde muy pequeños aprenden a salir adelante por ellos mismos. Algunos asisten a una escuela de primaria cercana. Sin apenas condiciones higiénicas, con una alimentación deficiente y sin agua potable su modo de vida y salud eran lamentables.
Después de varios viajes a Kabanga, el último en 2019, he visto como han ido creciendo durante siete años muchos de estos niños. Se han realizado lentas pero importantes mejoras, ahora ya no hay personal armado que les recuente al anochecer y pueden pasear fuera del centro. Se vigila que los niños asistan a la escuela de primera que hay cerca del centro y sus hábitos higiénicos han mejorado, existe un censo y control sobre los datos de los niños, sus familias, y sus dolencias, lo que antes era inexistente.
Se han mejorado algunos aspectos en su calidad de vida y salud. Con una huerta han mejorado la variedad de su alimentación porque ha sido habitual la desnutrición y el crecimiento de los niños es lento. Se han construidos más dormitorios para que no duerman hasta cuatro niños en la misma cama, tienen sencillas potabilizadoras de agua que han mejorado su salud con menor incidencia de enfermedades por parásitos intestinales y se han hecho sucesivas fumigaciones para eliminar mosquitos e insectos de los edificios. Los niños han mejorado tanto sus hábitos higiénicos como la
limpieza de los dormitorios o el comedor.
Estos niños crecen encerrados, la mayoría con escaso o nulo contacto con su familia o comunidad, su convivencia se limita a las relaciones en el centro y sin apenas integración social salvo en la escuela. Dentro de los muros del centro tienen protección y refugio, pero a cambio pierden unas relaciones vitales y primordiales con su familia y sociedad, imprescindibles para su desarrollo como personas y que previsiblemente dificultaran su posterior integración como adultos.
Recientemente, con el descenso de los ataques, el gobierno se propone reintegrar a sus comunidades a los residentes albinos de más edad.
En Tanzania y en el resto de países africanos afectados por esta situación,
existen organizaciones regionales y extranjeras que prestan atención especial a los albinos, pero son pocos los países que cuentan con leyes, políticas y medidas específicas que aborden en concreto los derechos humanos de las personas con albinismo.
En algunos países, están protegidos por las disposiciones constitucionales sobre igualdad y no discriminación, entre otras cosas por razón de discapacidad, color, género o edad. También están amparadas a menudo por la legislación en materia de discapacidad y salud.
En estos momentos, en general, hay mayor sensibilidad por la problemática de las personas albinas, favorecida entre otras cosas por la condena pública de los ataques contra albinos por parte de los políticos y por las campañas a favor de personas con discapacidad, lo que ha contribuido a la reducción del número de casos denunciados de ataques. También, el interés, los informes y las recomendaciones diversos organismos internacionales, y organizaciones tanto públicas como privadas en defensa de los albinos, han servido para que los gobiernos afectados sigan actuando para erradicar estas prácticas y situaciones discriminatorias.
Existe una mayor visibilidad y conocimiento del albinismo por parte de la población africana, al ir perdiendo su carácter mágico y oculto empiezan a ser aceptados con más normalidad. La persecución y enjuiciamiento de los ataques es más efectiva y en general los gobiernos africanos están más involucrados en los derechos de esta población, tomando iniciativas para eliminar las dificultades que les afectan en distintos ámbitos.
Los albinos son personas que están en peligro y sufren violación de derechos por lo que han solicitado asilo en varios países. En España, aunque han sido muchas las solicitudes solo a finales de 2009, se concedió el estatuto de refugiado a un inmigrante negro albino de Malí. Suele denegarse su solicitud porque aunque sean perseguidos por sus comunidades, no lo son por las autoridades públicas, por lo que podrían
cambiar de residencia en su país, lo cual en realidad no es eficaz, porque suelen ser igualmente perseguidos en todas las zonas, a pesar de que hayan conseguido en sus países una legislación más favorable.
Lentamente, la situación de los albinos en África, y en especial en Tanzania está en proceso de mejora. No está resuelto el problema pero no se ignora su existencia. Los muros que les rodean son menos altos porque parece estar más cerca el momento en que dejen de ser necesarios y los jóvenes albinos puedan regresar con su familia y comunidad.
Profundizar en los motivos que han llevado a la creación de refugios para albinos en Tanzania y sus consecuencias es acercarnos a esa realidad lejana y difícil de entender, pero sin duda, cuanto más les conozcamos, su realidad será menos invisible y podremos apoyarlos en el respeto a sus derechos.