19 May Breves apuntes sobre el Candombe en Argentina
Escrito por Gisele Kleidermacher. Investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Docente en la Universidad de Buenos Aires
El territorio que actualmente conforma la Argentina, formó parte del Virreinato del Río de la Plata durante la colonización española. Durante aquel tiempo, el tráfico esclavista también llegó a estas tierras, siendo introducidos allí numerosos pobladores africanos traídos a estas costas como esclavos. Esta inmigración forzada de africanos se estima en 45.000 individuos, que habrían cambiado el perfil de la ciudad entre 1740 y 1810. Sin embargo, estas cifras podrían ser muy superiores, ya que muchos de ellos no han sido asentados en los registros censales y otras fuentes de la época. (Goldberg, 2001; Reid Andrews, 1989) .
Las poblaciones de origen africano llegadas las tierras de la actual Argentina y sobre todo de Buenos Aires, comenzaron a organizarse en Sociedades o Naciones, donde poder reproducir sus prácticas culturales. Estas organizaciones cobraron más fuerza tras la Revolución de Mayo de 1810, cuando se obtuvo la independencia de España, y más aún, luego de la “libertad de vientres” dispuesta por la Asamblea Constituyente del año 1813, que establecía que todo aquel niño que naciera a partir de ese momento de una mujer esclava, sería libre.
Con el tiempo, esas Sociedades o Naciones, comenzaron a adquirir terrenos, en los que iban estableciendo la sede de sus organizaciones. Allí celebraban también sus fiestas y bailes, durante las cuales realizaban colectas y rifas para la obtención de dinero, con que poder comprar en algunos casos su libertad, tocaban los tambores y bailaban candombe, que estaba prohibido en otros sitios.
De acuerdo con el antropólogo y especialista en etnomusicología Norberto Pablo Cirio, los tambores de candombe eran, en general, de filiación bantú. Ello concuerda con el hecho de que la mayoría de los esclavos traídos al país procedían de ese “tronco cultural”.
Al presente, el candombe es el baile característico de los afroporteños (1) . Debido a las prohibiciones de tocarlo y bailarlo en espacios públicos, especialmente tras la caída del gobernador bonaerense Juan Manuel de Rosas, muchas familias comenzaron a hacerlo en sus casas o en salones alquilados. Uno de los más emblemáticos fue “La Casa Suiza”, donde se organizaban bailes en el llamo Shimmy Club que funcionó hasta 1978.
La “Desaparición” del Candombe
Tras la independencia Argentina y más aún, en años posteriores, cuando se
construyó una narrativa de la Nación Argentina, los teóricos y políticos de la época ansiaban tener un país que semejara a Europa y su desarrollo civilizatorio. Para ello fomentaron las migraciones europeas y negaron la presencia de poblaciones originarias y afrodescendientes. A diferencia de lo ocurrido en otros países latinoamericanos, que glorificaron el mestizaje o, al menos, lo aceptaron, en la Argentina se reivindicó desde su formación, una narrativa que glorifica la blanquitud de su población, creando un mito acerca de la desaparición de la población afrodescendiente y de sus contribuciones.
Por un lado, el historiador Reid Andrew observa que los afroargentinos no
desaparecieron ni murieron en ningún momento del siglo pasado; en realidad fueron desplazados de los registros por censistas y estadísticos, por escritores e historiadores que cultivaban el mito de la Argentina blanca”
Asimismo, Frigerio (2006) , advierte que hay un trabajo cotidiano a partir del cual se invisibilizan presencias y contribuciones étnicas y raciales y cuando aparecen se las sitúa en la lejanía temporal o geográfica -en el pasado o en los márgenes geográficos de la nación.
De esta forma, y durante mucho tiempo, se consideró que el candombe había desaparecido, ya que no había negros que lo bailaran. Sin embargo, diversas fuentes historiográficas e iconográficas (como las utilizadas por Cirio o los estudios de Geler), así como entrevistas con afrodescendientes, demuestran lo contrario. En ese sentido Frigerio propone una posible explicación: la información usada para describir el candombe argentino; en especial la utilización del candombe uruguayo como modelo, a veces sin siquiera explicitarlo ha contribuido a fomentar la idea de su desaparición.
Es decir, que ante la carencia de descripciones detalladas del baile y la música de los afroargentinos, se utilizaron descripciones del candombe uruguayo como modelo de lo que estas manifestaciones podrían haber sido. De esta forma se construye una imagen de cómo era el candombe «original» argentino que no sólo carece de validez, sino que además constituye la base desde la cual se ignora y descalifica a las manifestaciones culturales afroargentinas posteriores (Frigerio, 2006) . A la negación de la existencia de una comunidad afroargentina se le añade, entonces, el desprecio por las formas culturales producidas por los negros existentes, que son consideradas supervivencias degeneradas de formas tradicionales.
La “Re aparición” del Candombe en Buenos Aires
López, antropóloga argentina, observa que en estos últimos años venimos
asistiendo a un resurgimiento del candombe en Buenos Aires. Vinculado en gran medida a la oleada inmigratoria uruguaya, se están escuchando nuevamente toques de tambores en las calles porteñas.
Diversas situaciones convergen para que ello suceda, Frigerio y Lamborghini mencionan la autonomización de la Ciudad de Buenos Aires, así como “las declaraciones y programas propuestos por organismos internacionales (como Unesco, BM, BID), la ‘ciudad multicultural’ es observada como una ciudad enriquecida por su diversidad”.
El candombe afro-uruguayo, que a diferencia de lo ocurrido en Buenos Aires, fue ganando cada vez más espacios en Montevideo, es introducido en Buenos Aires a comienzos de la 1980 por inmigrantes de dicho país (2) . Sin embargo, esta práctica cultural ha sido apropiada por distintos sectores sociales, trascendiendo cortes de “raza”, “nacionalidad”, “género” y “clase”, a la vez que, espacialmente, se ha expandido desde el histórico barrio de San Telmo en Buenos Aires a otras partes de la ciudad y luego a las principales capitales del país.
En las actuales “llamadas” de candombe pueden observarse cada vez un mayor número de bailarinas, y también hay comparsas compuestas únicamente por mujeres que percuten los tambores de candombe (práctica reservada a los hombres). Participa cada vez más población joven, “blanca” y perteneciente a la clase media, que se acerca a esta práctica por motivos diversos, para conocer la historia, pero también como recreación desvinculada de sus orígenes.
Finalmente, y en relación a la población afroargentina, puede observarse una re- visiblización durante la segunda mitad de la década de los ’90, a partir del surgimiento de activistas que buscaban subrayar la presencia de la población de ascendencia africana en el país y sus contribuciones a la cultura argentina, para lograr su promoción social y la eliminación del racismo, aún sin un éxito certero, pero combinando las manifestaciones artísticas con las políticas.
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(1) Con el término afroporteños se hace referencia a la población de origen africana residente en Buenos Aires. Sin embargo, el término afrodescendiente “se propuso como categoría de autoidentificación en la Conferencia Ciudadana contra el Racismo, la Xenofobia, la Intolerancia y la Discriminación realizada en Santiago de Chile en 2000, y comenzó a popularizarse después de la III Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y Formas conexas de Intolerancia de Durban, Sudáfrica, en 2001” (Frigerio, Alejandro y Lamborghini, 2011, p. 29).
(2) En 1989, jóvenes afro uruguayos formaron el grupo Cultural Afro, que fue pionero en la enseñanza porteña del candombe y en su difusión a través de presentaciones en escenarios e instituciones culturales de prestigio. El grupo siempre resaltó el carácter “afro-rioplatense” de esta práctica, realizando conexiones explícitas entre su presencia actual y el pasado negro porteño y reivindicando los aportes de los afroargentinos a la cultura del país (Frigerio y Lamborhini, 2011).
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Bibliografía
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