Cambios en la situación de la mujer entre los Karimojong de Uganda

Cambios en la situación de la mujer entre los Karimojong de Uganda

Entrada escrita por Lázaro Bustince Sola, Misionero Padre Blanco y director de la Fundación Sur.

En este nuevo artículo vamos a ocuparnos de algunos aspectos de la situación de la mujer en la sociedad karimojong tradicional, junto con nuestra labor de intervención social con el objetivo de mejorarla.

En la sociedad tradicional karimojong la mujer no puede hablar ante la
comunidad. Tampoco puede tomar parte en las decisiones sociales, ni ocupar puestos de liderazgo. Ello no quiere decir que no ejerza, sin embargo, una influencia considerable, pero lo hace actuando desde la esfera familiar.

De manera más concreta, los dos problemas más graves que padece son la
mutilación genital (MGF) y los matrimonios de niñas.
De acuerdo con la OMS y UNICEF, la MGF afecta a unos 125 millones de
mujeres y niñas en todo el mundo. Se calcula que en África hay 92 millones de mujeres y niñas de más de 10 años que han sido objeto de MGF, según la OMS.
Entre los karimojong, la MGF tiene lugar como parte de los rituales de
iniciación, en los cuales el individuo, hombre o mujer, se convierte en un adulto y es instruido acerca de cómo debe comportarse.

Entre los Tepe (unas 65.000 personas), la práctica de la MGF es relativamente reciente, habiéndose generalizado en los últimos 150 años. Esta práctica fue importada de los Pokot, sus vecinos de Kenia. Fue luego tomando fuerza en la sociedad, de forma que las chicas que no pasaban por la ablación no eran consideradas socialmente mujeres maduras y aptas para el matrimonio.

La MGF afectaba a unas 200 de chicas cada año. A causa de esta práctica tan
nociva y arriesgada, se producían unas 12 muertes al año. Todas sufrían la tortura de la operación y de graves secuelas para toda su vida. La operación era ejecutada por mujeres “especialistas”, pero con utensilios muy rudimentarios y, más recientemente, con cuchillas-hojas de afeitar; la misma para todas. Entre los Pokot y los Tepe, la MGF consistía en la escisión del clítoris y de los labios externos. Las hemorragias e infecciones eran con frecuencia graves.

Según el testimonio de las propias madres, después de sufrir esta MGF, era
imposible dar a luz, de forma natural, a más de dos/tres criaturas. (a causa del cartílago que se les formaba).

En cuanto a los matrimonios forzados de menores, vemos que los indices mas elevados de matrimonio infantil de todo el mundo se encuentran en el África subsahariana, con 4 de cada 10 niñas que contraen matrimonio antes de los 18 años.
Entre los Karimojong la gran mayoría de las menores (90%) son entregadas en matrimonio, a personas mayores que puedan pagar una dote, de entre 60 a 100 vacas.
Como la mayoría de los jóvenes no disponen de semejantes recursos, recurren casi siempre al robo para conseguir al menos una parte de la dote.

Así, el otro gran problema al que hicimos referencia en nuestro trabajo anterior, la violencia ligada al robo de ganado tiene también uno de sus fundamentos en estas prácticas matrimoniales.
Casi todos las tardes escuchábamos a chicas que lloraban y se resistían a ser
trasladadas por la fuerza a casa de su nuevo marido. A veces se trataba de niñas de nueve o diez años conducidas a la casa de un hombre, a veces abuelo, porque contaba con muchas vacas y podía pagar su dote.

En nuestras sesiones de sensibilización decidimos afrontar también estos dos grandes problemas: la MGF y los matrimonios forzados de menores. Cada mes, manteníamos dos reuniones, de una semana de duración cada una, con los/las líderes de los diferentes grupos generacionales.
Recuerdo el primer día que habíamos invitado a la enfermera de Tapac, Moroto, Karamoja, para dirigirse al público y a los ancianos y tratar el tema de la salud y enfermedad de los niños-as. Apenas empezó a hablar, los ancianos la hicieron callar, porque era algo inaudito. Le apoyamos y pudo dirigirse por fin a la gente allí reunida.

Fue el comienzo de la participación de las mujeres, en todas las asambleas públicas de la sociedad Tepe.
Las mujeres jóvenes y mayores comenzaron a sensibilizarse y a hablar de sus problemas, exigiendo gradualmente que se respetasen su dignidad y sus derechos. A medida que las chicas estaban mejor informadas, desde el punto de vista: salud, derechos humanos, dignidad humana etc., iban tomando una postura más clara y valiente en contra de la mutilación genital.

Al cabo de tres años, las líderes jóvenes, propusieron a los ancianos la supresión total de la MGF, apoyadas además por las líderes del grupo de las madres. Cuando los ancianos se dieron cuenta de que este movimiento y convicción eran imparables, aceptaron hacer pública la supresión de la MGF y castigar a las mujeres que la realizaran. Las jóvenes de los diferentes grupos se alegraron muchísimo, pues desaparecía, con ello, la presión social, la mutilación y el riesgo para su salud.

La segunda parte de su petición a los ancianos exigiendo libertad para elegir sus compañeros de vida, encontró más dificultades y resistencias, pues los mayores del clan ven los matrimonios arreglados como una oportunidad única para conseguir un buen número de vacas.
Con todo con poco más de tres años de sensibilización y educación, se llegó a:

-La reducción de la MGF a un 10%.

-La reducción de los matrimonios forzosos en un 60%.

-La aceptación de la participación social activa de las mujeres en las reuniones y toma de decisiones.

Queda, desde luego, mucho por hacer, pero nuestra experiencia nos muestra cómo el diálogo sincero y racional, desde el respeto al otro, puede conseguir que la gente sea capaz de desarrollar una mirada crítica sobre su forma de vida y reformar aquello que considere preciso.