El «Al Shabaab» mozambiqueño. Algunas notas sobre el origen del grupo terrorista que actúa en Cabo Delgado (II)

El «Al Shabaab» mozambiqueño. Algunas notas sobre el origen del grupo terrorista que actúa en Cabo Delgado (II)

Escrito por Juan Nebreda, sociólogo y graduado en el Curso de Cultura y pensamiento de los pueblos negros

En el primer ataque perpetrado contra las comisarías de Mocimboa da Praia en octubre de 2017, los autores se presentaron a la población local con diversas nomenclaturas: Swahili Sunnah (La tradición profética swahili), en alusión seguramente a proyecto de fundar un Estado islámico swahili tomando como referencia histórica las antiguas ciudades-Estado que se extendían desde el sur de Somalia hasta Mozambique, así como al sultanato omaní de la isla de Zanzíbar en el siglo XVIII y parte del XIX; Al Sunnah wa Jamaáh (Seguidores de la tradición profética); y Al-Shabaab, que ha sido finalmente el que ha acabado por imponerse en el imaginario popular hasta la posterior generalización de la expresión “Machabacho”. Valga como curiosidad que el Al Shabaab mozambiqueño no tiene nada que ver con el somalí, y que al somalí le combate un grupo paramilitar de carácter sufí, denominado precisamente Al Sunnah wa Jamaáh 1 .

Fuente: Wikipedia

Tras dicho ataque, las fuerzas de seguridad destruyeron la mezquita de la ciudad y muchos jóvenes desaparecieron. A pesar de todos los indicios previos, comentados en la entrada anterior, las autoridades de Mozambique tomaron este hecho como un acto de bandidaje común, sin comprender inicialmente la gravedad del problema. A finales de diciembre de 2017, las fuerzas gubernamentales atacaron desde un helicóptero e incluso desde buques de guerra la aldea de Mitumbate, de la que se pensaba que era el epicentro del grupo, provocando la muerte de unas cincuenta personas, incluidos niños, y detuvieron a otras doscientas. Se sucedieron los ataques en otras zonas de la provincia, mientras el gobierno prosiguió con sus acciones descoordinadas, recurriendo a empresas de seguridad privadas y a unas fuerzas de seguridad que no eran capaces de transmitir tranquilidad a la población civil, sino más bien todo lo contrario.

Según Sheikh Bakar 2 , miembro del CISLAMO de Montepuez, el elemento inspirador clave del grupo había sido el imán radical keniano Sheikh Aboud Rogo Mohammed, que había predicado en swahili, y que alcanzó notoriedad al colaborar en la financiación del grupo Al-Shabaab somalí y atraer a miles de jóvenes hacia el extremismo en toda la costa oriental africana. Su asesinato en las calles de Mombasa, el 27 de agosto de 2012, desató la ira de sus seguidores 3.

El Departamento de Estado de los Estados Unidos señala a Abu Yasir Hassan, de origen tanzano, como el líder del grupo 4 . Sin embargo, se especula con otros posibles nombres, entre los que se encontraría un ciudadano de origen gambiano y otro local, aunque formado en campos de entrenamiento de fuera de Mozambique. El primero se llamaría Musa, según han referido los líderes religiosos mayoritarios y moderados de los distritos de Montepuez y Mocimboa da Praia, y se habría mostrado muy activo en la captación de población agraviada por las fuerzas de seguridad y las empresas internacionales en torno a la explotación de las minas de la zona, tratando de traducir la queja en una narrativa de venganza. El segundo, que podría llamarse Nuro Adremane, sería un local que había recibido una beca para formarse en Somalia, donde podría haberse radicalizado. Las últimas informaciones, resultado de las primeras operaciones de los distintos ejércitos que están interviniendo sobre el terreno, apuntan a que el líder del grupo sería Bonomado Machude Omar, alias Ibn Omar, nacido en Mocimboa Da Praia, hijo de un político local, y que tendría relaciones y conexiones con algunos miembros de las fuerzas de seguridad mozambiqueñas, lo que le llevaría a anticipar los movimientos de estas para no ser capturado 5 . Este nombre, como dirigente destacado del grupo, ya ha sido asumido por el Departamento de Estado de los Estados Unidos a comienzos de agosto de 2021 6 .

Fuente: Wikimedia

Recientemente, Joâo Feijo publicó un valioso estudio basado en 23 entrevistas a mujeres víctimas de agresión o secuestro por el grupo, que permite vislumbrar de algún modo su organización cotidiana 7 . A continuación, resumimos algunas de sus conclusiones más importantes:

  • En cuanto a su origen, sus miembros son mayoritariamente locales mwanis, las lenguas más utilizadas son el kimwani y el swahili, pero también hay mozambiqueños de lengua makonde o makua, e incluso de sus variantes de Nampula como el koti. Hay además, somalíes, ugandeses y tanzanos, e incluso algunos árabes.

  • En cuanto a las bases militares empleadas, se pueden diferenciar tres tipos de campamentos: el primero situado en zonas de ocupación avanzada, con fines de defensa y patrulla; el segundo, a unos 30 kilómetros de las áreas atacadas. Son campamentos situados en aldeas abandonadas o tomadas, donde se alojan a los secuestrados; y un tercero, que los insurgentes designan como “hogar”, que es donde se encontrarían los centros de mando y las respectivas familias 8 .

  • La integración de mujeres dentro del grupo, en base a secuestros, no sigue un criterio de etnicidad, sino que se basa en la simple atracción sexual. Cuanto más jóvenes mejor. Las denominan Lulú o Fideo y permiten a miembros del grupo que, por la escasez de recursos no podían haber creado su propia familia, acceder a ellas con 1 facilidad, lo que supone un fuerte refuerzo para el reclutamiento. Pero también, sospecha el informe Feijo, la gran cantidad de mujeres secuestradas puede guardar relación con que un número determinado puedan ser objeto de comercio ilícito, de trata, como fuente de financiación complementaria. Las mujeres recibirían instrucción religiosa con frecuencia, y en las entrevistas recogidas se refiere que siempre eran impartidas por tanzanos, a los que se atribuía mayores conocimientos del Corán. Salvo alguna excepción, las mujeres, además, no formarían parte de las acciones violentas, desempeñando un rol tradicional.

  • Las mujeres secuestradas que lograron huir destacaron la despreocupación de los miembros del grupo por la actividad agrícola, abrumadoramente mayoritaria en la zona como forma de subsistencia. Este hecho lo vincula el autor del informe con que el de que sus fuentes de abastecimiento sean el robo a comerciantes y el asalto a viviendas locales saqueadas, junto con la posibilidad de estar recibiendo suministros de fuera de Mozambique. Además, las áreas de cultivo limitarían la movilidad del grupo, lo que supondría un factor de debilidad militar. Por otra parte, por el perfil del combatiente, si, como se refiere es mayoritariamente de origen mwani, cabe la posibilidad de que buena parte de sus integrantes hayan sido comerciantes o trabajadores de talleres, sin gran experiencia en las labores agrícolas.

  • Con respecto a su poderío militar, se apunta a que el número de miembros es creciente, y que cuentan con muchos vehículos blindados, Jeeps Mahindra, armas y municiones que pueden provenir de los saqueos realizados pero tal vez, también, de material recibido del exterior, además de teléfonos satelitales. Por otro lado, el hecho de utilizar el mismo uniforme que las fuerzas de seguridad del gobierno les permite camuflarse mejor, lo que ha conducido a equívocos entre la población civil, cuando han aparecido integrantes que se han presentado como militares y luego han procedido a atacar o a tomar la aldea. No han utilizado, hasta la fecha, explosivos para cometer grandes atentados (coches bomba o suicidasen núcleos poblados) como ha sido norma en Iraq, Afganistán o Siria.

  • Con respecto a sus mecanismos de cohesión, se destacan dos situaciones distintas: por un lado, la de quienes hacen gala de un mayor rigor religioso, que las informantes asocian con los tanzanos; y por otro, la de quienes apenas tienen dichos conocimientos y se integran en el grupo tras haber sido coaccionados para hacerlo, o tras haber asumido como propio el discurso del abandono social y maltrato del gobierno. Cuando estallan conflictos dentro del grupo, se los resuelve con la pena capital. Así, el autor refiere un episodio significativo al respecto: “El grupo que participó en la ocupación de Mocimboa da Praia (23 de marzo de 2020) fue acusado de complacencia hacia la población, en contraste con la actitud adoptada en otros pueblos del distrito y violando las órdenes recibidas. El juicio interno y asesinato del comandante que dirigió la operación, planteó dudas sobre la cohesión del grupo (…) La realidad es que el siguiente ataque (el 27 de junio de 2020), en gran parte realizado por los mismos individuos, pero ya dirigido por otro comandante, hubo una brutalidad mucho mayor contra la población civil” 9 .

Lo cierto es que la estructura del grupo no ha sido identificada públicamente hasta la fecha. Los expertos apuntan a que la influencia extranjera sería notable entre quienes ocupan posiciones clave, y a que ISCAP gozaría de bastante autonomía en su metodología con respecto a otros grupos islamistas del África Oriental.

Los Estados más importantes de África están afrontando el terrorismo islamista en mayor o menor medida. Egipto, en la península del Sinaí, Argelia, en las fronteras con Libia, Mali y Túnez, o Nigeria, con Boko Haram y los islamistas entorno al Lago Chad, dan buena cuenta de ello. En el África Oriental, además Somalia, Kenia, Etiopia, con sus conflictos internos, e incluso el sur de Tanzania, tienen problemas más o menos graves relacionados con grupos que han jurado lealtad al Daesh a través de sus filiales.

Para Estelle y Trisko Darden,la ISCAP “está en camino de establecer una base permanente para futuros ataques dentro y fuerza de Mozambique” 10. ¿Qué beneficio obtiene el grupo? Claramente África podría ser el nuevo escenario en el que recabar nuevos éxitos tras la pérdida de peso en Siria.

A mediados de 2019, Al-Shabaab prestó juramento de lealtad al ISCAP, que actualmente comprendería, además de Mozambique, la República Democrática del Congo (RDC) donde tiene su sede el grupo islamista Fuerzas Democráticas Aliadas (ADF) ugandesas. El 4 de junio de ese año, ISCAP reconoció como propio, por primera vez, un ataque de Al-Shabaab en Metubi, distrito de Mocimboa da Praia, contra las fuerzas de seguridad. El gobierno mozambiqueño tardaría, por su parte, diez meses en admitir la presencia de la ISCAP dentro de sus fronteras. Desde entonces, a las nomenclaturas expuestas inicialmente habría que añadir las variantes ISCA o ISCAP Mozambique, o ISIS Mozambique.

Progresivamente, los insurgentes se vieron con capacidad para desarrollar acciones más violentas y mejor organizadas, que sólo cesaron por tiempo limitado durante el azote del ciclón Kenneth, el cual vino a complicar sobremanera la mermada situación de la población civil 11 .El crecimiento del grupo y la sofisticación de sus acciones han propagado la violencia por la región. Como recoge un informe reciente de Amnistía
Internacional, “Los combatientes matan habitualmente a civiles, saquean sus casas y luego las queman. Diferencian entre decapitados y picados (descuartizados). También secuestran a mujeres jóvenes y a niños. Un vecino de Mocimboa de Praia decía: “Se llevan a niños y niñas, de 15 y 16 años. A algunos los llevan para decapitar. Algunos hacen que las niñas se conviertan en “esposas” y trabajen en la base. Los chicos se convierten en soldados (…)” 12 . El relato del horror cotidiano tiene características similares en numerosos núcleos poblacionales y aldeas, e implica la huida de vecinos al campo, que, pasados unos días retornan a sus casas para recoger comida, pero que a menudo las encuentran quemadas. Quienes viven en la costa utilizan sus pequeños botes para refugiarse en islas cercanas, donde se encuentran malviviendo sin acceso a la alimentación básica o a servicios de salud. Cuando aparecen las fuerzas de seguridad mozambiqueñas, a menudo llevan a cabo ejecuciones extrajudiciales entre quienes creen que pueden pertenecer al grupo, con criterios discrecionales y arbitrarios que incrementan al extremo la sensación de inseguridad y fragilidad de la población civil.

Fuente: Wikimedia

Sin embargo, la escenografía en sus videos o acciones publicitarias no se corresponde, hasta la fecha, con lo visto en otros grupos vinculados al Daesh, aunque algunas de ellas, como la de Quissanga, haya sido publicitada por el AMAQ, la agencia
de noticias del grupo.

En agosto de 2020, de nuevo en Mocimbao da Praia, tuvo lugar una de las acciones más destacadas y feroces, con la toma del puerto de la ciudad, ganancia que consiguieron luego conservar durante meses. En enero de 2021, el ministro de defensa mozambiqueño, Jaime Neto, anunció la liberación del puerto tras duros combates, refiriendo que “los terroristas se prepararon para combatir desde dentro hacia fuera del distrito, lo que creó, en cierto modo, condiciones para que pudieran establecerse allí durante mucho tiempo» 13 , lo que da cuenta de una logística creciente que el propio gobierno no sabía abordar a corto plazo.

Tan sólo tres meses después, el 24 de marzo de 2021, el ataque a la ciudad costera de Palma supuso un nuevo hito en la escalada de violencia de Al-Shabaab. Tras asaltar cuarteles militares y edificios gubernamentales, lo que requiere de un nivel organizativo mayor que el presentado hasta la fecha, dejaron más de cincuenta muertos y miles de personas abandonaron su hogar para desplazarse a zonas boscosas o, vía marítima, hasta Pemba. Entre los rescatados estaban los 1.300 trabajadores de la empresa francesa Total, encargada del proyecto de extracción de gas a tan solo diez kilómetros de la ciudad, en un barco llamado Sea Star; no así las más de 6.000 personas que, huyendo de la violencia, habían establecido un campamento en los alrededores del lugar donde la empresa llevaba a cabo su labor. Ellas tuvieron que huir a pie por los caminos que llevan a Pemba, o en pequeñas barcas de pesca bordeando la costa. Cinco días después, el 29 de marzo, ISCAP reivindicó la autoría de la acción 14 .

La relevancia de esta acción radica, como dicen Vega Tapia y Díez Alcalde, en que “es la primera acción en la que ciudadanos e intereses extranjeros han sido objetivo directo” 15 . Aunque el ejército mozambiqueño tardó cerca de diez días en recuperar la ciudad, tras combates que causaron decenas de muertos en ambos bandos, el papel del gobierno frente a esta crisis ha adquirido una nueva dimensión que ha obligado a posicionarse a los países con ciudadanos afectados, no sólo para ofrecer su colaboración al gobierno, sino también para exigirle que afronte con seriedad una amenaza que no sólo toma camino de convertirse en una catástrofe humanitaria, por el desplazamiento prematuro y en condiciones indignas e insalubres de miles de ciudadanos, sino porque además ha afectado ya de forma clara a los intereses y opciones de crecimiento del país tras paralizarse la explotación de los recursos gasísticos.

Aunque Cabo Delgado es el epicentro del movimiento insurgente, existe una preocupación latente por su posible extensión a las provincias limítrofes, particularmente a Nampula y Niassa. En este sentido, Salvador Forquilha y Joâo Pereira aluden a la apertura de mezquitas en estas zonas, de la mano de mozambiqueños que se han formado con salafistas en el sur de Tanzania, lo que supone un recorrido inicial similar al que al ya observado para Cabo Delgado. Sin embargo, esta semilla compartida, hasta el momento no se ha traducido en acciones armadas, tal vez porque en estas regiones haya habido una mejor coordinación entre las autoridades gubernamentales y las asociaciones islámicas, o tal vez porque en estos territorios la dificultad logística para desencadenar ataques haya sido mayor. En cualquier caso, los incentivos para integrar nuevos miembros en sus grupos son cuantiosos: mayores salarios y posibilidad de mejorar las condiciones de vida. Por su parte, entre los miembros de Al-Shabaab ya figuran vecinos de dichas provincias, por lo que el inicio del proceso de reclutamiento en estas otras zonas ya parece más que evidente.

Queda por ver si la integración en el ISCAP se traduce en una posible regionalización del conflicto, no solo más allá de otras provincias mozambiqueñas, sino hacia el sur de Tanzania o Malawi. También ha que contar con los vínculos con Kenia y Somalia y el posible estableciendo de nexos con las milicias de República Democrática del Congo, de acuerdo a un modelo similar al aplicado previamente en la zona de Malí.

De ser así, estaríamos hablando de un conflicto que puede cronificarse, de un problema mayor, que precisa de un abordaje internacional. La organización y diseño de la toma de la ciudad de Palma en marzo presentan expectativas muy negativas con respecto al futuro.

Tras reiteradas e incomprensibles reticencias, Nyusi, presidente de Mozambique, finalmente acordó con la Comunidad para el Desarrollo del África Austral (SADC) el despliegue de tropas de algunos países de la zona sobre el terreno para combatir a los machabachos. A ellos se suman, aunque no se pueden concretar razones claras que lo expliquen, tropas ruandesas, que en los primeros días ya parecen estar consiguiendo avances significativos. Partiendo de la base de que la intervención militar no será en ningún caso la solución definitiva al conflicto de Cabo Delgado, sí se espera que permita frenar el avance del grupo y estabilizar mínimamente el área, para facilitar el regreso de su población a las aldeas abandonadas. Sería mucho confiar, desde luego, que lo hicieran además siendo pulcros con el respeto a la dignidad de sus habitantes.

Detrás, en caso de resultar efectiva, quedaría una inmensa tarea de reconstrucción civil, que facilitase oportunidades a su población, y que no se basara únicamente en el modelo represivo hacia quienes se han visto en la necesidad de incorporarse a las filas del grupo, por no verse a sí mismos o a sus familiares decapitados, si se negaban a ello.


1 https://cisac.fsi.stanford.edu/mappingmilitants/profiles/ahlu-sunna-wal-jama
2 https://www.rtp.pt/noticias/mundo/queniano-lidera-grupo-que-aterrorizou-mocimboa-da-praia_v1033297
3 https://elpais.com/internacional/2012/08/28/actualidad/1346148224_436116.html
4 https://www.state.gov/state-department-terrorist-designations-of-isis-affiliates-and-leaders-in-the-democratic-republic-of-the-congo-and-mozambique/
5 https://cjimoz.org/news/bonomado-machude-omar-ou-ibn-omar-the-mozambican-face-of-terrorism-in-cabo-delgado/

6 https://www.state.gov/designations-of-isis-mozambique-jnim-and-al-shabaab-leaders/
7 Feijo, Joâo. (2021).
Caracterizaçãoeorganizaçãosocialdosmachababosapartirdosdiscursosdemulheresraptadas.
Observador rural nº 109. Abril de 2021.
8 Feijo, Joâo. (2021). Pág. 5.
9 Feijo, Joâo. (2021). Pág. 17. Traducción propia.
10 Estelle, Emily; Trisko Darden, Jessica. (2021). Traducción propia.
11 https://www.elperiodico.com/es/internacional/20190503/mozambique-ciclon-kenneth-188-mil-damnificados-riesgo-sanitario-7436211
12 Amnistía Internacional (2021) What I saw is death. War crimes in mozambique’s forgotten cape. https://www.amnesty.org/download/Documents/AFR4135452021ENGLISH.PDF. Informe elaborado por David Matshine. 2 de marzo de 2021. Pág.10.
13 https://www.europapress.es/internacional/noticia-mozambique-anuncia-toma-puerto-mocimboa-da-praia-manos-estado-islamico-agosto-2020-20210108144111.html
14 Naranjo Noble, José. El Estado Islámico reclama la autoría del ataque con decenas de muertos en el norte de Mozambique. 29 de marzo de 2021. https://elpais.com/internacional/2021-03-28/un-ataque-yihadista-deja-decenas-de-muertos-en-mozambique-segun-el-gobierno.html
15 Vega Tapia, Alba; Díez Alcalde, Jesús (2021). Mozambique: la amenaza yihadista se expande en el sur de África. Documento de opinión 52/2021. Instituto Español de Estudios Estratégicos. 4 de mayo de 2021. Pág. 12.