El Museo de Arte Africano Arellano Alonso de la Universidad de Valladolid Un espacio para comprender el arte africano

El Museo de Arte Africano Arellano Alonso de la Universidad de Valladolid Un espacio para comprender el arte africano

Escrito por Cristina Bayo Fernández, licenciada y Doctorada en Historia del Arte por la Universidad de Valladolid. Coordinadora del Museo de Arte Africano Arellano Alonso de la UVa y graduada en el Máster Cultura y pensamiento de los pueblos negros.

El Museo de Arte Africano Arellano Alonso de la Universidad de Valladolid, es una institución única en España, así como un referente a nivel europeo debido a la importancia de la calidad y cantidad de sus colecciones, centradas en el arte africano subsahariano.

Creada en el año 2004 con el nombre de la Fundación Alberto Jiménez-Arellano Alonso, es una organización sin ánimo de lucro, adscrita a la Universidad de Valladolid y creada gracias a la donación a dicha universidad, del matrimonio compuesto por Alberto Jiménez-Arellano Guajardo y Ana Alonso Cuadrado, para homenajear a Alberto, su hijo fallecido, y, al mismo tiempo, evitar la dispersión de la colección que habían ido reuniendo a lo largo del tiempo. Si a esto le unimos que en el 2018 la Junta de Castilla y León otorgó a la Fundación la categoría de centro museístico, hará de éste, un lugar inigualable.

El museo no sólo posee fondos arte africano, sino también otras colecciones con diversas tipologías artísticas, procedencias y cronologías, como el arte oriental, las artes decorativas o el arte contemporáneo español, con autores de primer nivel como Pablo Picasso o Joan Miró.

La institución está ubicada en el Palacio de Santa Cruz de Valladolid, sede de la Universidad de Valladolid y uno de los primeros edificios civiles renacentistas de España, que fue fundado por el Cardenal Don Pedro González de Mendoza, confesor de la reina Isabel la Católica en 1491. Ideado como un colegio mayor para cobijar a alumnos con altas dotes intelectuales,, pero con pocos recursos económicos pudieran acceder a estudios superiores.

Palacio de Santa Cruz @Fundación Alberto Jiménez-Arellano

Hasta la actualidad el edificio ha sufrido numerosas reformas y utilidades, que han alterado su distribución original, pues ha sido desde cuartel para las tropas del Duque de Wellington o ya en 1933 el Museo Provincial de Valladolid (hoy Museo Nacional de Escultura Colegio de San Gregorio), para pasar después a ser propiedad de la Universidad y sede del Rectorado. Finalmente en el año 1955 será declarado monumento histórico-artístico.

El contenedor se completa con la inigualable Biblioteca Histórica y la capilla con el Cristo de la Luz, obra del imaginero barroco Gregorio Fernández.

Biblioteca Historica Universidad de Valladolid @comunicacion.uva.es

Pero volviendo a los fondos expuestos, debemos preguntarnos: ¿cómo se articula el museo?. Comencemos con el Salón de Rectores y la colección de Monedas tradicionales africanas, donde se sugiere un recorrido a lo largo de la historia de las transacciones económicas de los pueblos africanos, utilizando objetos para sus pagos, intercambios, donativos u ofrendas, que con el tiempo se transformaron en una auténtica unidad monetaria. A estas primitivas formas de dinero se denominan paleo-monedas y varían de una comunidad a otra, en función de su propia cultura, valores y creencias.

Salón de Rectores. Monedas tradicionales africanas @Fundación Alberto Jiménez-Arellano Alonso

La huella de estas prácticas tradicionales se ha mantenido hasta las primeras acuñaciones con los países colonizadores y de los procesos de independencia a mediados del siglo XX.

Moneda-Ornamento. Cultura Teke. República Democrática del Congo @Fundación Alberto Jiménez-Arellano Alonso

Las monedas tradicionales son diversas tanto por el material como por su tipología, pudiéndose observar grupos como el dinero no metálico, que abarca desde productos agrícolas, tejidos, minerales, caurís, sal, ganado e incluso esclavos; el segundo grupo es el dinero metálico, donde pueden tratarse de sencillos lingotes, barras y varillas o haber sido trabajados para convertirlos en armas, utensilios agrícolas u ornamentos como joyas e instrumentos musicales. Sea como fuere, todos ellos buscan la belleza como se observan en culturas como los Boloko, Topoke o Chamba.

La segunda de las salas corresponde a la Sala Renacimiento destacando su Escultura tradicional en terracota y por conservar los artesonados originales del colegio, siendo uno de los pocos restos que han pervivido sin alteración en esta etapa.

Sala Renacimiento. Escultura tradicional en terracota @Fundación Alberto-Jiménez-Arellano Alonso

Ya centrados en el arte africano, podemos decir que es el conjunto público más importante conocido a nivel europeo, por esta razón encontraremos la práctica totalidad de las culturas que trabajaron el barro cocido a lo largo de la historia del continente, desde el siglo V a.C. hasta la actualidad, con algunas ya desaparecidas y otras aún en funcionamiento, siendo ejemplos los Nok, Ife, Edo, Djenné, Ségou o Jukun, situados principalmente en torno a las cuencas de los ríos Níger y Congo.

Son creaciones que no responden al interés puramente estético de lo que hoy calificamos como obras de arte, sino que son sobre todo objetos con una utilidad concreta, ya sea religiosa, de contacto con la naturaleza, sobre los antepasados, los rituales de iniciación o la magia. Por eso, cada artista no será considerado un simple profesional, sino un intermediario entre el mundo de los espíritus y lo terrenal, conservando la misma manera de trabajar a lo largo de los siglos, con muy pocas variantes.

Como ya hemos señalado, el principal foco de creación se centra en la cuenca del río Níger, concretamente en el territorio que hoy ocupa Nigeria. Allí residieron los Nok, los creadores e iniciadores de la escultura figurativa en terracota en la zona occidental del continente, y aunque apenas se conoce nada de ellos (ni siquiera de su desaparición en el siglo VII d.C.), sabemos que influyeron en pueblos no muy alejados como los Sokoto y los Katsina.

Cabeza con sombrero. Cultura Nok. Nigeria. Siglos V a.c-V d.c. Terracota @Fundación Alberto Jiménez-Arellano Alonso

El segundo gran centro de producción se ubica en el territorio del actual Malí. Allí vivieron los Bankoni, Tennekou, Ségou y, los más importantes, por la gran calidad de sus esculturas, los Djenné, que con sus figuras reflejan diversos estados de ánimo, rompiendo con la idea tradicional de que el arte africano es rígido e inexpresivo.

Culturas posteriores como los Bura, Tiv, Dori, Sao, Komaland, Igbo, Ewe o Cham, habitaron en lo que hoy son Níger, Ghana, Togo o Benín, han sido descubiertos recientemente a finales del siglo XX, aumentando una plástica única, pero que aún está en proceso de estudio.

En el caso de las culturas situadas en torno al río Congo y sus afluentes, en la actual República Democrática del Congo, destacan los Mangbetu. Sus jarras son objetos útiles, para contener agua, aceite o vino de palma, pero su forma, reproduce una cabeza humana con dolicocefalia y la ornamentación corporal femenina a base de tatuajes, escarificaciones e incluso dientes limados, buscando una gran preocupación estética.

Por último se expone el conjunto compuesto por seis jinetes también de terracota excepcionales por su rareza y por su elevado número de culturas como los Bankoni, los Ségou o los Dakakari.

Jinete sobre caballo. Cultura Dakakari. Nigeria. Terracota. Principios del siglo XX @Fundación Alberto Jiménez-Arellano Alonso

Si paseamos por la Sala de San Ambrosio, observaremos la última incorporación del museo, que fue realizada en el año 2012. El conjunto del Reino de Oku es un territorio localizado al noroeste de la República de Camerún, en la región de Grassland, una vasto territorio montañoso y volcánico, algo innacesible, que ha hecho que mantenga muchas de sus tradiciones y modos de vida feudales, vinculados estrechamente con la Naturaleza.

Sala de San Ambrosio. Reino de Oku @Fundación Alberto Jiménez-Arellano Alonso

Esta adquisición surgió fruto de las negociaciones entre el matrimonio Arellano-Alonso y el rey Fon Sintieh II, la máxima autoridad política, judicial y religiosa del reino, siendo considerado un dios en la tierra. Por eso, en la exposición se pueden contemplar algunas de sus regalías, es decir, objetos rituales símbolo de su poder que sólo él puede utilizar. Algunos ejemplos son las camas de jefatura, los tronos e incluso su pórtico del Palacio Real, todos ellos simbolizando el prestigio y la sacralidad de la monarquía.

La alta elaboración técnica en la madera puede observarse en otros objetos como el trono Kabar, donde el maestro, apartado de la sociedad, vive aislado enseñando su arte, de manera secreta a sus pupilos, que a su vez lo transmitirán a generaciones futuras.

Aunque todas las piezas han perdido ya su carga mágico-funcional, nos siguen dando la idea de un recorrido por su cultura, religión, política y sociedad. Así lo muestran el grupo de máscaras de las distintas sociedades secretas, que forman distintos grupos sociales como la justicia, la guerra o la medicina tradicional, y que deben permanecer en el más estricto misterio, por su carga mágica, que es lo que las hace autónomas e
impredecibles en sus actos. Su función final es mantener el orden y la paz dentro del conjunto comunal y, si son necesarios, los castigos para llegar a ello.

Máscara del Líder Kam. Reino de Oku @Fundación Alberto Jiménez-Arellano Alonso

Estos objetos estarán acompañados de fetiches e instrumentos musicales como campanas, el símbolo de la realeza, los tambores de ranura o las arpas de seis dedos que tienen el poder para acabar con el enemigo y anunciar noticias importantes.

El conjunto se completa con los utensilios de la medicina tradicional o las camas de jefatura para presidir las asambleas de los representantes de cada aldea del reino.

Finalizaremos el recorrido del museo visitando la Galería Etnográfica, en la que se muestran utensilios cotidianos o rituales de distintas procedencias y cronologías.

Todos estos objetos ayudan a comprender mejor las costumbres, las tradiciones y la estética de los pueblos africanos. Así, podremos encontrar bobinas de telar, ralla-cocos, cubre-sexos, reposacabezas, muñecas de fertilidad y joyas procedentes de culturas tan interesantes como los Masai.

Galería Etnográfica @Fundación Alberto Jiménez-Arellano Alonso


Como conclusión podemos comentar que el Museo de Arte Africano Arellano Alonso de la Universidad de Valladolid adentrará al espectador en un apasionante viaje por África, donde comprenderá los verdaderos modos de vida, formas mágico-religiosas, sus costumbres y su unión con la Naturaleza a través de un arte, único, rompedor e inigualable y que puede disfrutarse en este rinconcito de África en Valladolid.