El Proceso de Paz en Colombia frente a los Afrodescendientes. El Acuerdo del Teatro Colón.

El Proceso de Paz en Colombia frente a los Afrodescendientes. El Acuerdo del Teatro Colón.

Por Evanny Martínez Correa, abogado y graduado en el Máster en Cultura y Pensamiento de los Pueblos Negros

El 24 de noviembre de 2016, el Estado Colombiano y el grupo rebelde Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia Ejército del Pueblo -FARC-EP anunciaron a con bombo y platillo la firma de un acuerdo de paz en el Teatro Colón, un teatro de la Capital de la República de Colombia. Con ello, se ponía fin a 52 años de guerra entre los ahora firmantes. No obstante, el fin de la guerra fue parcial, actualmente el gobierno de Colombia está haciendo esfuerzos por lograr la que ha denominado una paz total. Lo del Teatro Colón sólo fue el fin de lo que se denominó “Conflicto Armado Interno”, iniciado en 1964 por cuenta de campesinos liberales luego defensores de ideologías comunistas.

Ceremonia de la Firma de la Paz entre el Gobierno de Colombia y las FARC E.P. Foto fuente: Wkimedia Commons.

Desde la colonia y luego con tan solo 200 años de vida republicana, Colombia ha librado y pactado el final de 9 guerras civiles de orden nacional, medio centenar de guerras locales o alzamientos militares. Además entre 1948 y 1953 se sufrió el periodo de “la violencia” que luego dio paso al ya referido “conflicto armado interno”. En su gran mayoría las guerras fueron concluidas con capitulaciones, amnistías e indultos.

En el acuerdo del Teatro Colón, se convino lo siguiente: (i) Reforma Rural Integral, (ii) Participación Política, (iii) Fin del Conflicto, (iv) Solución al problema de las drogas ilícitas, (v) Acuerdo sobre las víctimas del conflicto, en el cual se incluye el Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición-SIVJRNR, Jurisdicción Especial para la Paz-JEP e (vi) Implementación y Verificación del Acuerdo.

Dicho conflicto fue clasificado como periférico porque, al contrario que las guerras desarrolladas en periodos anteriores, que enfrentaron a unas élites con otras, éste se desarrolló en zonas rurales y por supuesto sus víctimas fueron en gran medida personas de habitaban en el campo.

El impacto de esta guerra no ha sido suficientemente determinado. No obstante, la Comisión de la Verdad, creada en el Acuerdo del Teatro Colón, da cuenta de 9.363.924 víctimas, de las cuales 269.306 fueron homicidios, según el Centro Nacional de Memoria Histórica. Según Ávila (2021), hubo además 8 millones de desplazados, 80 mil desapariciones y 32 mil secuestros.

Esas mismas fuentes, junto con otras pertenecientes también a la institucionalidad colombiana, afirman que la mayor carga del conflicto recayó sobre los pueblos étnicos de Colombia, en especial sobre los pueblos negros o afrodescendientes 1 , que tuvieron 997.369 desplazados y 13.774 homicidios, dentro del total de 1.350.181 víctimas pertenecientes a las comunidades étnicas (Fuente Jurisdicción Especial para la Paz-JPE, auto 105 de 2022 apertura macrocaso 09 sobre crímenes contra Pueblos y Territorios Étnicos).

Se considera que el impacto de la guerra fue mayor sobre estas poblaciones debido a la situación de racismo estructural que padecen. Éste puede ser entendido“como la confluencia de un conjunto de situaciones que exponen a las personas y comunidades étnica y racialmente identificadas de manera abierta, sistemática e indiscriminada a un repertorio amplio de hechos violentos (…) (ICESI y CEAF, 2021: 21)

De acuerdo con la CEPAL el racismo constituye uno de los factores estructurales generadores de desigualdad en América Latina (CEPAL, 2016, p.p.13 y 21), porque, entre otras cosas, expone a los grupos racializados en situaciones de mayor desventaja ante fenómenos recientes como el tratamiento contra el Covid 19, la pobreza y la violencia política y armada en Colombia, solo por citar tres casos.

Según voces autorizadas, como la del antropólogo Peter Wide, estudioso de los afrodescendientes en el Pacífico colombiano, en Colombia esta población es objeto de un claro proceso de racialización, lo cual tiene un impacto desfavorable sobre su desarrollo (Wide.2011: 15-35),

Para corroborar lo anteriormente dicho basta con leer un pequeño fragmento del informe de la Comisión de la Verdad en el mismo sentido:

“En los casos de los pueblos negros, afrocolombianos, raizales y palenqueros, la última encuesta de calidad de vida realizada por el DANE indicó que la pobreza multidimensional que afecta a estas poblaciones es 30,6 % superior que el de la media nacional. En el caso de los afrodescendientes, el 72 % de la población es pobre en Chocó y Nariño. En el caso del departamento de Chocó, el 81 % de los hogares no cuentan con servicio de alcantarillado. La tasa de analfabetismo en el según el censo del DANE de 2005 es de un 29,5 %.” .

Asimismo, en otro pasaje de este mismo informe se señala que:

“El conflicto armado ha tenido impactos desproporcionados sobre la población negra, afrocolombiana, palenquera y raizal, siendo el desplazamiento forzado el hecho victimizante más recurrente (…) El destierro ha contribuido a la pérdida del tejido social, medios de producción y la vida que tenían las comunidades en sus territorios, lo que a su vez ha conllevado a daños por racismo y discriminación racial que se exacerban en las ciudades” 2 .

Una mujer palenquera vendiendo frutas en la Plaza de San Pedro Claver, Cartagena, Colombia. Foto fuente: Wikimedia Commons

No obstante, en Colombia no se ha tenido en cuenta el enfoque etno-racial en los diversos conflictos armados (Maya, 2009). En medio de todo lo anterior resulta necesario preguntarse si ante semejante sacrificio de un pueblo es de justicia esperar iguales o superiores beneficios en las negociaciones de paz. No obstante, como se verá, el balance en el posconflicto no se ajusta a tales expectativas.

En el acuerdo al cual hemos hecho referencia se incluyó un capítulo étnico, concretamente en el punto 6, ordinal 2, sobre Verificación y refrendación del Acuerdo. Allí se acordó el reconocimiento de los pueblos étnico en sus luchas y sufrimiento en la guerra.

Ahora bien, al examinar algunos de los procesos de paz más emblemáticos de la historia de Colombia desde la Revolución de los Comuneros en 1781 3 , incluyendo la etapa del Frente Nacional, nos encontramos con que el actual posconflicto es el único que hace referencia expresa a los pueblos negros de Colombia, e incluso incluye una perspectiva étnica transversal al acuerdo. Sin embargo, la experiencia histórica del país en relación con estos acuerdos, aconseja a lo sumo un optimismo moderado en relación con los beneficios para los afrodescendientes.

Prueba de ello ha sido la misma tardanza con la que fueron incorporados al acuerdo del Teatro Colón los beneficios o prerrogativas otorgados a los pueblos negros. Este hecho se constata claramente a través del estudio del articulado del acuerdo. Tampoco se aboga por una superación efectiva del racismo estructural, ni la de sus causas. El acuerdo celebrado entre las FARC-EP y el Estado Colombiano no fue ambicioso y tuvo más de una rendición que de una reinserción, según varios estudiosos de la violencia (Gómez, 2021: 438), ya que durante el proceso de paz las FARC-EP no representaron claramente a los pueblos negros de Colombia. Por tanto, no eran de esperarse muchos dividendos.

Finalmente, el camino seguido por los bandos enfrentados en las guerras en Colombia fue la invisibilización o negación de los problemas concretos de los afrodescendientes, entre ellos el racismo estructural y sus causas, que junto con la pobreza y la exclusión constituyen uno de los más sentidos de esta población.

La experiencia de la Constitución Política de 1991 apoya también la opción por un optimismo más bien moderado. Esta Constitución nació de un proceso de convulsión política del país, lo que lleva a remplazar la centenaria constitución de 1886, consagrándose ahora algunas normas novedosas– catálogo de principios, art. 1 a 10 4 -, que al ser desarrolladas y puestas en práctica ofrecerían un mayor respaldo al problema del racismo estructural padecido por los pueblos negros colombianos.

Sin embargo, los problemas aún aparecen sin solución poniéndose en evidencia que más allá de la normativa que se expida resulta más efectiva la voluntad política de la sociedad colombiana y sus dirigentes. Para concluir, en un breve recorrido por los acuerdos de paz celebrados en la Nueva Granada y luego en lo que hoy es Colombia se pone en evidencia que a las mesas de negociaciones se llevaron las causas de las guerras, como era de esperarse, las cuales han estado vinculadas con la lucha por el poder político, desigualdades económicas relacionadas con la distribución de la tierra, problemas relacionados con las organizaciones religiosas, etc. no así los asuntos concretos de los pueblos negros.


1 . Durante este trabajo haremos referencia a los pueblos Negros, Afrodescendientes, Raizales y Palenqueros sin ninguna diferenciación. De acuerdo con el DANE, que es la entidad oficial encargada de llevar las estadísticas en el país, también se les llama NARP. En todo caso en Colombia cada una de esas categorías son diferentes. Entre estas categorías se encuentran los Afrodiaspóricos que son los pueblos derivados de la trata esclavista.

2. Ver en: https://comisiondelaverdad.co/actualidad/noticias/pueblo-negro-centroandina-desplazamiento-racismo-resistencias.

3 . Entre los acuerdos de paz más emblemáticos están los que se originaron en los siguientes conflictos: (i) la Revolución de los Comuneros en 1781, rebelión del pueblo contra el gobierno colonial, (ii) la guerra de los mil días, entre liberales y conservadores, 1899 a 1902, (iii) levantamiento de la guerrilla liberal de los Llanos contra el Estado, 1948 a 1953, (iv) Frente Nacional, pacto entre liberales y conservadores para el cese de la confrontación bipartidista y el reparto del poder político, aprobado por el plebiscito de 1957 e iniciado en en 1958 (v) Amnistías ofrecidas por el presidente Belisario Betancur, Ley 35 de 1982.

4 . Son emblemáticos los artículos 1 y 7 de la Constitución al establecer: ARTICULO 1o.: “Colombia es un Estado social de derecho, organizado en forma de República unitaria, descentralizada, con autonomía de sus entidades territoriales, democrática, participativa y pluralista, fundada en el respeto de la dignidad humana, en el trabajo y la solidaridad de las personas que la integran y en la prevalencia del interés general” y ARTICULO 7o.: El Estado reconoce y protege la diversidad étnica y cultural de la Nación colombiana.

Referencias Bibliográficas

ÁVILA, ARIEL: Detrás de la Guerra en Colombia, Editorial Planeta, Barcelona, 2019.

COMISIÓN PARA EL ESCLARECIMIENTO DE LA VERDAD, LA CONVIVENCIA Y LA NO REPETICIÓN: Informe final Hay futuro si hay verdad. 28
de junio de 2022. https://comisiondelaverdad.co/actualidad/noticias/pueblo-negro-centroandina-desplazamiento-racismo-resistencias

GÓMEZ BUENDÍA, HERNANDO. Entre la Independencia y la Pandemia, Colombia, 1810 a 2020, Fundación Razón Pública, Bogotá, 2021.

ICESI – COLOMBIA Y CENTRO DE ESTUDIOS AFRODIASPÓRICO-CEAF: Racismo, patriarcado y conflicto armado. Informe a la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad la Convivencia y la No Repetición. Universidad Icesi y Centro de Estudios Afrodiaspórico – CEAF, a2021.

MAYA RESTREPO, LUZ ADRIANA. “Racismo institucional, violencia y políticas culturales. Legados coloniales y políticas públicas de la diferencia en Colombia”, Historia crítica, 2009.

WADE PETER: “Multiculturalismo y racismo”. Revista Colombiana de Antropología, volumen 47 (2) julio de 2011.