Elementos de orígen africano en México: La Costa Chica (II)

Elementos de orígen africano en México: La Costa Chica (II)

Escrito por América López, Doctora en Derecho y Ciencia Política

Hasta el día de hoy sobrevive en la Costa Chica de Guerrero una potente tradición oral de origen africano, sin haber experimentado grandes cambios. El antropólogo guerrerense Miguel Ángel Gutiérrez Ávila da cuenta debidamente de ello en su libro La Conjura de los Negros. Este libro recoge el testimonio de Bonfilio Herrera, afrodescendiente de Montecillos, Guerrero, quien recuerda, que “por las noches se asistía a escuchar la palabra de los viejos, las historias de más antes, a conocer la palabra. Esas historias no las vivimos, tampoco las vimos, pero se siguen contando, porque cuando una nación se acaba lo que queda de ella son sus cuentos, las historias que de ella se cuentan” (Gutiérrez, 1993: 9). Por su parte, Carmen, a quien ya nos referimos en la entrega anterior, comentaba que sus abuela y ahora sus tíos siguen practicando dicha tradición y la van pasando a las siguientes generaciones.

Danzas
Las danzas más representativas son los diablos, el toro de petate, la tortuga y los apaches. Dichas danzas recrean ciertos aspectos de la vida cotidiana y del trabajo de los entonces esclavos africanos, pues entre sus personaje centrales, casi siempre, vamos a encontrar la figura del capataz, hoy cacique, y del esclavo, hoy trabajador asalariado o campesino, en el contexto de la plantación de caña de azúcar o en el cuidado del ganado.

La Danza de los Diablos.
Fuente: www.danzarevista.com.mx

Vocabulario

Comenzaré con el marco general de México para después trasladarme al marco específico de la Costa Chica. Los párrafos siguientes serán tomados como meras hipótesis, ya que no sería profesional hacer afirmaciones de algo que científicamente no se ha podido comprobar. Es posible que el verbo chingar, “que al decir de Octavio Paz y Carlos Fuentes, es el ´santo y seña´ de México” (Pérez, 1997: 307), sea proveniente del Kimbundu, una lengua bantú de Angola, de la que se derivan los vocablos “kuxinga” y “muxinga” los cuales, según el músico y académico cubano Rolando Antonio Pérez Fernández, tienen el mismo significado que “chingar”, y se fueron configurando gramaticalmente y adaptando fonéticamente con el paso del tiempo hasta llegar al verbo que hoy conocemos. Es probable que la palabra chamba, utilizada en México como un sinónimo para referirse al trabajo, provenga de un grupo de nombre chamba que pertenece a la etnia Mossi de Burkina Fasso. La bamba, ritmo y baile que le ha dado a México y Veracruz fama internacional, es el nombre de diversas ciudades africanas localizadas en la República Democrática del Congo, antes Zaire, Burundi, Kenia, Guinea y Mali.
Situémonos ahora en el marco específico de la Costa Chica. Aunque el idioma oficial es el español, las personas de origen africano cuentan con un extenso y folclórico vocabulario que, de acuerdo con estudios de investigadores como Rolando Pérez o Gonzalo Aguirre Beltrán, tienen su raíz en verbos, nombres y palabras originarias de familias lingüísticas africanas como la bantú. En el Congo y en Tanzania, existen dos ciudades de nombre Mpemba y Pemba. Puede ser que en la Costa Chica, la palabra se haya configurado y re construido a Bemba, usada como adjetivo para una persona descuidada o despistada. El golfito carabalí, localizado en la Costera Miguel Alemán de Acapulco, tiene el nombre de una etnia africana de una región conocida como Calabar, por la cercanía al río Calabar. Los esclavos extraídos de esa zona fueron introducidos al país con el nombre de carabalís, cabaralís o calabarís. Finalmente, otras palabras que se pueden resaltar por su uso cotidiano, son adjetivos como cuculete, horcajuco o galombudo para describir el cabello rizado, chando, chimeco o chandera para referirse a algo que está sucio o mal hecho y chirundo para referirse a una persona desnuda.

Gastronomía
Debido a que las personas con origen o ancestros africanos se encuentran
asentados principalmente en toda la zona de la franja costera del sureste del país, la pesca es una de sus principales actividades económicas. Destacan, por ello, en la preparación de pescados. La cecina es un alimento que se consume en grandes cantidades, debido a las actividades ganaderas de la región, así como el frijol con el arroz y el mole de olla. Estos dos últimos platillos también se pueden identificar, aunque con diferentes nombres y pequeñas variaciones de ingredientes, en otros países latinoamericanos que cuentan con población afrodescendiente. Por ejemplo, el mole de olla es parecido a la feijoada brasileña y al mondongo colombiano, el arroz mezclado con frijol se conoce en Costa Rica y Nicaragua como gallo pinto, en Cuba como moros y cristianos o congrí, en Colombia es arroz de cabecita negra, en El Salvador y Honduras es casamiento.
Seguramente estos platillos son el resultado de una configuración de alimentos e ingredientes a los que tenían acceso los esclavos y algunos otros fueron una re creación, con ingredientes locales, de platillos que comían en África. Recordemos que la base de la dieta de países como Senegal, por ejemplo, se compone de cereales como frijoles y arroz.

Música y baile
El etnomusicólogo Carlos Ruíz Rodríguez hizo un estudio comparativo sobre los ensambles de la región de Senegambia y los de la artesa de la Costa Chica de Guerrero y llegó a la conclusión de que pudo identificar la influencia senegambiana en la forma de ejecutar el violín, la guitarra y el cajón en la Costa Chica de Guerrero y un ensamble análogo de cuerdas de la región de Senegambia. También menciona del uso que hacen en la Costa Chica del violín, la jarana, la guitarra y de una calabaza tapeada, o algún instrumento de percusión, como una tradición de los wólof, grupo perteneciente a los Mandé (Ruíz, 2011). La tradición oral, que mencioné líneas arriba, también se ve reflejada en los versos de los corridos, género musical tradicional de la región. Los cuales, “expresan una vida difícil que se ha construido a fuerza de naturalizar la violencia. También están los sones y las cumbias, que a menudo muestran la vida cotidiana en sus versos dedicados a un sinfín de situaciones” (CDI, 2012: 72).
En cuanto a los bailes, se puede mencionar que los más típicos y tradicionales son el de la artesa y la chilena. El baile de la artesa “se baila sobre la tarima que una vez fue el bote en el que se pescaba; para la música se usa la quijada de burro, la jícara es convertida en el instrumento que ellos llaman bote (…) Muchos instrumentos han cedido su lugar a nuevos y más versátiles, como es el caso del violín que ya no se usa, la llegada del acordeón introducido por músicos llegados de Colombia y el cambio de ritmos por otros que se popularizan con el dominio del casete, el cd, la tarjeta de memoria” (Ídem).
De acuerdo a comentarios de la población, el baile nació como un medio que tenía el esclavo para desquitarse simbólicamente de su amo, pues la artesa es una estructura de madera con forma de algún animal, usualmente vacas o toros, que representa al amo, entonces, ellos bailan zapateando la artesa, como si estuvieran pisoteando al amo.

La artesa de San Nicolás. Fuente: América López.


Organización, visibilización y reconocimiento
En México, y las Américas, los descendientes de las personas africanas han sido y han estado por mucho tiempo estigmatizados, olvidados, invisibilizados y negados por el Estado, la sociedad e incluso, por ellos mismos. Esto sucedió porque la base de la construcción de México y América Latina fueron instituciones de explotación sistemática como la esclavitud, la encomienda o el sistema de mita, que permitieron que los colonizadores y sus descendientes amasaran riqueza en detrimento del resto de los pueblos y construyeran una pirámide con jerarquías sociales y raciales en cuya cumbre se colocaron ellos, dejando en la base a negros/afrodescendientes e indígenas.
Actualmente, las personas con origen africano o afrodescendientes, han recreando, configurado y definido una identidad, que le fue arrebatada a sus antepasados, están organizándose políticamente (Lara, 2010, López, 2017, 2018), visibilizándose, empoderándose, auto identificándose y reconociéndose, como es el caso de Carmen, para romper con las construcciones oficiales del Estado y reclamar el lugar que les pertenece.
Es éste un proceso difícil, dadas las complejidades sociales, culturales y políticas así como las lógicas del racismo que siguen latiendo fuertemente en todas las estructuras del país. De esta cuestión quizá hablemos en otra entrega.
Pondré punto final a estas líneas, recordando las palabras con las que Carmen cerró su relato. “Después de pasar por este proceso de descubrimiento, asimilación, y auto reconocimiento, ahora sé que puedo pertenecer al territorio/ambiente/espacio que yo desee, sin sentirme desencajada durante el cambio y transición entre uno y otro, pues estoy hecha de varios pedacitos que son parte de mí”.

Bibliografía

Aguirre Beltrán, Gonzalo. (1989). La población negra de México, Estudio
etnohistórico.México: FCE. CDI. (2012). Informe final de la Consulta para la identificación de comunidades afrodescendientes de México. México: CDI.

Gutiérrez, Miguel Ángel. (1993). La Conjura de los Negros. Cuentos de la Tradición
Afro mestiza de la Costa chica de Guerrero y Oaxaca. México:Universidad Autónoma de
Guerrero-Instituto de Investigación Científica.

Lara, Gloria. (2010). “Una corriente etnopolítica en la Costa Chica, México (1980- 2000)”. En, Hoffmann, Odile. (Coord.). Política e Identidad. Afrodescendientes en México y América Central (pp. 307-329). México: CONACULTA, INAH, CEMCA, UNAM-CIALC, IRD.

López, América. (2017).Afrodescendientes en América Latina. Estudio de caso de
la movilización etnopolítica afromexicana de la Costa Chica de Guerrero y Oaxaca,

México(1997-2016). (Tesis para obtener el grado de doctorada en Derecho y Ciencia
Política). España: Universidad Autónoma de Madrid.

López, América. (2018). La movilización etnopolítica afromexicana de la Costa Chica de
Guerrero y Oaxaca: logros, limitaciones y desafíos. Revista Perfiles Latinoamericanos,
26 (52), 1-33. ISSN: 2309-4982. DOI: 10.18504/pl2652-010-2018.

Pérez Hernández, Rolando Antonio. (1997). “El verbo chingar: Una palabra clave”, en Chávez Carbajal, María Guadalupe (Coord.). El rostro colectivo de la nación mexicana.

Morelia: Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.
Ruiz Rodríguez, Carlos. (2011). “En pos de África: el ensamble instrumental del fandango de artesa de la Costa Chica”. En, Cuicuilco. Revista de la Escuela Nacional de Antropología e Historia, 18 (51), 43-62.