“HISTORIA Y TRAGEDIA DE GUINEA ECUATORIAL” (I). Conversando con Mariano L. de Castro

“HISTORIA Y TRAGEDIA DE GUINEA ECUATORIAL” (I). Conversando con Mariano L. de Castro

Escrito por Silvia R. Zazo, periodista.

El pasado 22 de enero, la Fundación Sur acogió en su sede el acto “Historia y tragedia de Guinea Ecuatorial”, promovido por la Editorial Sial Pigmalión. En él presentaron sus obras sobre la historia ecuatoguineana Mariano de Castro Antolín, con Fundamentos de la colonización española de Guinea Ecuatorial, José Menéndez Hernández, con  El proceso de descolonización y la primera etapa de Macías, Juan María Calvo Roy, con Los primeros años después del golpe de Estado de Obiang y Antonio Carrasco González, con Colonos y colonizados en Guinea Ecuatoria, quien no pudo asistir. En el acto participó también Manuel Teigell, Coordinador de la Fundación Sur, y Basilio Rodríguez Cañada, presidente de este Grupo Editorial, quien ejerció como moderador. Tras la presentación, pudimos conversar brevemente con Mariano de Castro Antolín.

Mariano L. de Castro Antolín (Valladolid-1945) es Doctor en Filosofía y Letras (Historia) y ha sido Catedrático de Institutos de Enseñanza Media en Murcia, Asturias y Valladolid desde 1971 hasta 2005. Durante los años 1983 a 1985 impartió docencia, como cooperante de Educación, en el Instituto “Rey Malabo” de Malabo (Guinea Ecuatorial). Ha participado en el Primer Congreso Hispánico Africano de Cultura (Bata- 1984), así como en diversos congresos africanistas y conferencias sobre historia africana. Es autor de una edición de documentos sobre la  colonización española en Guinea Ecuatorial y de diversos artículos sobre la problemática guineana y, junto a Mª Luisa de la Calle, de Geografía de Guinea Ecuatorial (1985), Historia de África (1987), Orígenes de la colonización española de Guinea Ecuatorial (1777- 1860), (1992), La colonización española en Guinea Ecuatorial (1858-1900), (2007), y, en colaboración con Donato Ndongo Bidyogo, España en Guinea. Construcción del desencuentro (1998).

¿Cuándo empieza la colonización española en Guinea Ecuatorial?

Guinea Ecuatorial está compuesta por cuatro realidades geográficas y humana bien distintas: Annobón con los annoboneses, Bioko (antigua Fernando Poo) con los bubis, Corisco con los bengas y la zona continental de “playeros”, “semiplayeros” y fang. Se trata de grupos humanos muy distintos con áreas geográficas muy distintas.

¿Cómo se establecieron los españoles?

Todo el mundo sabe que el Tratado preliminar y de delimitación entre España y Portugal del 1 de octubre de 1777 cede al Reino Español Fernando Poo y Annobón, según terminología de la época. España lo que pretende es fundar unas factorías para favorecer el tráfico de esclavos, además de poder comercia desde Cabo Formoso hasta Gabón.
La factoría de Annobón no se pudo fundar, porque cuando llegó el comisario portugués para el cambio de soberanía, los annoboneses dse negaron a reconocerle, añadiendo: “Ni reconocemos al Rey de España, ni siendo esta isla tan pequeña y estéril, seremos sometidos a la esclavitud”. A pesar de las mediaciones portuguesas, el comisario español se negó a fijar el asentamiento debido a estas protestas.

¿Cómo fue el intento de establecerse mediante factorías?

Llegaron entonces a la isla de Bioko (Fernando Poo), donde fueron recibidos con buenas muestras y talante y, así, se asentaron allí. Pero esto duro poco tiempo: enfermedades, escasas medicinas, aislamiento del barco, el navío Santiago. Además, se produjo una disputa entre los del norte, más reticentes a la presencia española y los del sur. Entonces hubo una sublevación en la que cogieron preso al Gobernador Joaquín Primo de Rivera, y, aunque más adelante volvieron, se marcharon, declarando que el Reino Español no necesitaba más tierras ni más súbditos, sino solamente un puerto para establecer comercio con África. Se analizaron entonces las posibles relaciones comerciales y los posibles suministros por parte de los isleños a los comerciantes españoles.
Hay también en ese tiempo incursiones danesas en la Costa de Oro, para
creación de factorías, pero sin éxito. El Gobierno Español busca otros caminos para aprovisionarse de trabajadores para las Antillas, mientras las factorías inglesas tienen su propio suministro.

¿Qué papel juegan los ingleses?

En Bioko (Fernando Poo) los ingleses ven que no hay, como en Sierra Leona
(1807), un tribunal contra el tráfico de esclavos. Les interesa la isla también por su mejor clima, de manera que intentan que los españoles, el Gobierno Español, acepten el establecimiento de la colonia inglesa. Hubo negociaciones que no llegaron a buen puerto, porque, si había de establecerse allí un tribunal contra la trata, esto tendría que ser en tierra inglesa y ello implicaba también reformas en Cuba, que habrían de generar un embrollo diplomático.
El Gobierno Británico, con el Capitán Williams Owen, fundó la ciudad de
Clarens en 1827, a pesar de que legalmente no tenía ninguna autorización para tal fin. Y, tiempo después, descubrieron que la isla no era tan sana, que debían obtener suministros, incluso, hasta de Sierra Leona, aún cuando con los bubis mostraban hacia ellos un cierto nivel de aceptación. Así los británicos se marcharon a Sierra Leona con su tribunal.
No obstante, Owen, con el fin de colonizar aquello, cuando los cruceros ingleses detenían algún barco negrero, en lugar de enviarlos a Sierra Leona, para después mandarlos a Jamaica, los desviaba a Fernando Poo, con el consiguiente aumento del flujo humano. Esto se vio reflejado en el descenso en el número de trabajadores jamaicanos, lo que acabó generando protestas contra Owen.
Los que se quedan en la isla de Bioko, Clarens, con zonas de cultivo, aceite de palma, etc., lo hacen para comerciar. Esto repercute en un mayor valor añadido para la industria británica. Y aquí empieza un sistema de colonización.
A partir de 1840 la sociedad misionera baptista va a establecerse en la isla. Va a promoverse una propaganda religiosa, cristianización, que en algunos casos se aceptaba por parte de los nativos en pro de conocer y tener más cultura, pero en otros de ninguna manera. Hubo un desarrollo desde el punto de vista espiritual. Ejemplos son el reverendo John Clark, que daba clases de inglés a los niños bubis.
En este contexto, Reino Unido pretende comprar las islas de Annobón y
Fernando Poo en 1839. Hay una propaganda fuerte para que no se vendieran por parte del Gobierno Español. Se decía que eran los interesados en la trata cubana los que la promovían. Pero la realidad era que en España había una agitación con Espartero, además de la negativa de la Cámara de Comercio de Madrid. Se opusieron y declinaron en 1841 la venta final.

¿Cómo se explica la exploración de Fernando Poo y Annobón?

Se sabía poco en esta época de las islas. En este punto el Gobierno de España realiza consultas para obtener información. Se tenían datos del profesor Mor Morellón que había estado entre 1836-1836. En mayor medida de Annobón, menos de Bioko.
También, gracias al mercante Francisco Montero, se disponía de algunos datos de Annobón, que quizás no eran tan técnicos pero que también fueron útiles. Este testigo sí estuvo en la isla de Bioko, pero sólo unos días y en calidad de preso.
Otra referencia viene del capitán oficial de Marina, Ramón Nacha, que también proporciona informaciones sobre Annobón. José María Beademonte, piloto, daba también informaciones generales sobre esta isla, de la que decía que contaba con entre 800 y 900 habitantes. De Bioko apunta que unos 2.500. Ve así poblaciones exiguas con muchas zonas despobladas, lo que también pudiera deberse a que no penetrara mucho en la isla.
Con estos datos se inicia la expedición que se encarga a Lerena, Juan José
Lerena y Barry, seguidor de Espartero y conocido como un “Ayacucho”. Cuando llega a la isla de Bioko, encuentra un mercante, posiblemente el “Majestic”, y decide quedarse fuera del radar de Clarens. Al día siguiente, se envía un bote con un oficial a este mercante para pedirles que si iban a Europa les llevasen la correspondencia, algo habitual.
En este sentido, hay encuentros entre oficiales hasta que en esto llega a Lerena.
Sabe que los individuos de la Compañía Comercial de África Occidental, compañía comercial que estaba explotando las maderas de la isla y cuyos enviados actuaban como gobernadores, iban ya a marcharse realmente.
Pero el día 27 de febrero de 1843 llegan y despliegan todo en honor al Reino
debajo de una palmera, con el retrato de la Reina Isabel II de España, con todo lujo de detalles, con ella como soberana de España y de la isla. Están presentes representantes del mercante inglés, así como del francés y, quizás, alguno holandés. Al día siguiente se organiza una reunión de los jefes de los pueblos cercanos que se acercaron a preguntar qué se había celebrado y Lerena trata de explicarles la celebración. Estos jefes se reúnen entre sí, tienen una discusión. Cita literal: “llegaron varios cabeceros y se reunieron en la plaza y asistí mediante intérprete, también del
capitán del vapor Majestic. Se les aclaró que no tenían intención de esclavizar”.
En el consejo, tras deliberar, los líderes nativos concluyeron que la Reina de
España tenía razón, que los españoles habían llegado mucho antes que los ingleses. Así, aceptaron los regalos y días después decidieron, el 3 marzo ir al bergantín “Nervión” a prestar obediencia a la Reina de España, en este caso a su imagen, de manera que Llerena tenía pensando volver. Al hacerlo, se creó una comisión de colonización de la que se pensaba que Lerena sería Gobernador, pero una serie de intrigas políticas redundaron en el fracaso de toda esta empresa.
Tras este suceso, hasta 1858, con la expedición Chacón, no se considera el inicio de la colonización. Lerena marcharía de Fernando Poo a Corisco. Los corisqueños le dijeron que no querían ver a los ingleses en su isla, tras un conflicto arrastrado desde los años 40 en torno a unas factorías negreras. Le dicen que además los ingleses les roban el ganado. En 1840 Gran Bretaña facilita el surtido de trabajadores a Jamaica, Guyana y Trinidad, no sólo por cruceros, sino que ese trasvase de trabajadores libres podía discurrir además por otras vías. He aquí una nueva lucha contra las factorías negreras.

El diputado Latoja en el Congreso de los Diputados del 24 de enero de 1845
afirmó que los señores Barclay, Massavi y Pelegrí habían transportado entre 1841-1842 unos 2.000 trabajadores desde Corisco a Jamaica. Sin embargo, en el pensamiento de los corisqueños había otra cosa -frase del consejero a Lerena-: “blanco pelea con blanco por bien de negro: eso no es verdad. Inglés quiere negro, sin compra y quita negro a otro blanco para tener esclavos”.
Cuando llega Lerena a allí, a los corisqueños les pregunta por qué no van los españoles, siendo que la mayor parte de la población habla o entiende el castellano. Sin ningún documento que reconociese la soberanía de España, se daba carta de nacionalidad a los locales. Se habló, entonces, de reconocer a la Reina de España como soberana de Corisco, en un acto en el que se coreaba “be-be-be” (“sí, sí, sí”).
Lerena no volvió. Se dio algún reconocimiento al Rey Bonkoro, pero sin ningún tipo de significación hacia la soberanía de España. Esto es parte del punto de partida de la expedición Chacón de 1858.
El nuevo rey de Corisco es Munga, al que se le hace Gobernador, germen de la colonización. Posteriormente se pone un adjunto a Munga, para no rebajar del todo su poder. Estando Chacón allí, se presenta el hijo de Bonkoro y, con la carta de nacionalidad de su padre, ponía las zonas de Cabo San Juan a favor de España. Quedó así Gobernador de esta zona, pero dependiente en asuntos comerciales de Munga
Los límites del poder de Bonkoro eran muy etéreos. Se hablaba del alcance hasta río Benito y río Campo. Aquí el asentamiento español hasta ese momento no es considerado sanguinario según los estudios de Mariano L. Antolín.
En Anobón, Lerena llegó y fue recibido por una comitiva. El que hace las veces de introductor les dice que cuanto más les diera, nombrarían entonces a más “capitanes buenos”. El 26 marzo de 1843 se marchan. No se les pudo hacer comprender lo que eran naciones, reyes ni señoríos, derechos de territorio, ni banderas europeas. Negociaron, simplemente, obediencia al capitán a cambio de concesiones.
Esta serie de documentos son poco conocidos. Los cuadernos de bitácora del
bergantín “Nervión” y el informe Lerena sobre la expedición tampoco se conocen.
La aceptación es distinta a la colonización. En 1858 empiezan a llegar clérigos, como los jesuitas, y más tarde los claretianos, que provocan enfrentamientos con la población.
La última fase es la del Continente: aquí no hay ninguna aceptación. España
llega a la región continental por pacto con Francia en 1900. Aquí el protagonista es el Gobernador Francés. El 18 y 19 de julio de 1901 se presenta como intermediario al Comisario Español, pidiéndoles que hubiera un buen trato. Los españoles exclaman que era evidente. Las cosas luego fueron complicadas: los comerciantes no quieren una autoridad allí. Los indígenas no aceptan la soberanía española ni el gobierno colonial.
Durante la Primera Guerra Mundial, los ingleses y franceses, los alemanes de Camerún se meten en Guinea Ecuatorial, que es española. Los españoles intentan que esto no se convierta en una invasión combatiéndoles a través de la incitación de los locales.
En cuanto a las lenguas, el español en Annobón caló fácil, porque era
transposición del portugués. Así permaneció con mayor facilidad en las islas y en el Continente tuvo que convivir primero con la estancia de portugueses e ingleses, siendo en la actualidad idiomas oficiales el español y el portugués.

¿Qué mecanismos de protección se establecían a favor de los indígenas?

Isabel La Católica estableció unas leyes en 1504 donde negaba la condición de siervos a los autóctonos de América para considerarlos súbditos. Estas leyes trataron de extrapolarse a Guinea Ecuatorial, pero Lerena decía que, ya de entrada todo el mundo era libre. Esta especie de libertad individual y religiosa tiene como ejemplo el 8 de marzo de 1843 cuando a un pastor baptista así se le explicó. Una libertad que tenía como límites las leyes de la Corona.