La resistencia a la colonización en Uganda (II): Del establecimiento del Protectorado a la consolidación del dominio colonial

La resistencia a la colonización en Uganda (II): Del establecimiento del Protectorado a la consolidación del dominio colonial

Escrito por Marcelo Neuman, profesor e investigador de la Universidad Nacional General Sarmiento de Argentina y alumno del Máster Cultura y pensamiento de los pueblos negros.

El tratado que el cónsul general en Zanzíbar, Gerard Portal, había firmado en abril de 1893 con el Kabaka de Buganda, MwangaII, iba a generar nuevos problemas en el territorio que los británicos buscaban ocupar. Dicho tratado condenaba a una marginación todavía mayor a la facción musulmana de la corte del Kabaka, al tiempo que promovía el traslado a Kampala de las tropas sudanesas estacionadas en varios de los fuertes instalados por el Reino de Toro. El primer punto desencadenó la protesta de los musulmanes, quienes contaban además con la simpatía de las tropas sudanesas y de su comandante Selim Bey. Este desafío contra la autoridad británica tuvo que ser afrontado por James McDonald, quien temporariamente había reemplazado a Portal como comisionado en Buganda. Mediante diversos trucos y engaños, McDonald logró desarmar a varias de las tropas sudanesas, en las que no se tenía mucha confianza, y también, tras acusarlo de traición, envió a la costa a Selim Bey, quien ya anciano y enfermo, murió durante el trayecto.

James McDonald

El segundo punto, que implicó el traslado de varios contingentes sudaneses estacionados en los fuertes, dio lugar a una reactivación de las incursiones militares de Karabega, en especial sobre Toro.

El reino de Bunyoro se había convertido en un refugio para todos lo que se resistían a la penetración británica. Varios miembros de la facción musulmana habían huido a allí y Karabega continuaba siendo una amenaza contra Toro. Para terminar de una vez por todas con Karabega, McDonald decidió poner en marcha una invasión a gran escala sobre Bunyoro. En diciembre de 1893, al mando del coronel Covile, que había reemplazado a McDonald, se llevó a cabo esta invasión. Las fuerzas invasoras comprendían 8 oficiales europeos, 2 ametralladoras maxims, un barco a vapor, que fue transportado en partes, 450 soldados sudaneses, junto con entre 20 y 43.000 fusileros y lanceros bugandeses. Si bien esta expedición logró ocupar buena parte de Bunyoro y forzar el repliegue de las fuerzas de Karabega, éste y varios de sus seguidores huyeron entonces a Acholi desde donde desarrollaron una guerra de guerrillas por cinco años más. En agosto de 1894 Covile anunció formalmente ante Mwanga y una asamblea de jefes en la capital de Buganda, Mengo, la entrada en vigor del Protectorado de Buganda.

En junio de 1895 arriba a Buganda en calidad de primer Comisionado del Protectorado, Ernest Berkeley, quien se encontró con una región profundamente convulsionada. La guerra de guerrillas de Karabega no era el único problema que tuvo que enfrentar Berkeley, pues el clima en Buganda volvía a estar nuevamente enrarecido, en especial porque los términos del tratado de Portal resultaban insostenibles para Mwanga, quien volvió a sublevarse, para escabullirse a continuación hacia Buddu, en donde logró formar un ejército con la esperanza, una vez más, de expulsar a los europeos y a sus seguidores de su reino. Pero nuevamente fue derrotado, aunque logró huir hacia Bukoba, para caer en manos de los alemanes, que lo arrestaron y mantuvieron en cautiverio. Aplacada la rebelión a mediados de 1897, y con Mwanga depuesto nuevamente, los colonizadores instalan como Kabaka, a su hijo Chwa, bajo la supervisión de tres regentes. De esta manera, Buganda queda bajo el gobierno de los agentes británicos y sus misioneros cristianos. Enseguida los oficiales británicos deciden ocupar Ankole, que se estaba convirtiendo también en un asentamiento de refugiados opuestos a los intereses británicos en Buganda. La ocupación de Ankole fue bastante sencilla. Una vez concluida, en 1898, llegó a Mbarara el primer Comisionado de Distrito británico, aunque la orden de ocupación había sido emitida por el Foreign Office en 1896.

Pero en 1897, justo cuando estaba progresando adecuadamente el control británico de esta región, a Gran Bretaña se le presentó el mayor de los desafíos, el cual llegó a poner en riesgo la presencia británica en toda el África Oriental. Se trató del levantamiento de las tropas sudanesas, las mismas que habían sido utilizadas intensamente, tanto para la conquista de Uganda como para la de una gran parte de la British East Africa (Kenia).

Sin embargo, durante 1897 estas tropas fueron sometidas a una sobrecarga insoportable, ya que a los esfuerzos exigidos por las batallas y las marchas por distintos territorios se le sumaban problemas tales como el retraso en el pago de los salarios y la escasez de alimentos y ropa, promesas incumplidas de descanso junto con sus familias, luego de varias batallas, además de malos tratos innecesarios por parte de algunos oficiales británicos. Apenas concluidas las largas campañas contra Karabega, varios de los contingentes marcharon 400 km hacia el este para pelear contra los Nandi en Kenia. Y cuando la campaña contra los Nandi ni siquiera estaba totalmente concluida, los enviaron a Buddu para pelear contra Mwanga. Como si esto fuera poco, luego de la campaña contra Mwanga, a algunos contingentes se les ordenó acompañar a McDonald en su expedición para inspeccionar la región ubicada al noreste del lago Victoria en la actual Kenia.

Mwanga II (izq.) y Karabega partiendo
al exilio en Seychelles,

Las compañías obedecieron esta orden, pero al llegar le presentaron sus quejas a McDonald, quien no les prestó demasiada atención. Este hecho colmó la paciencia de varios contingentes que, como respuesta, desertaron y se dirigieron a Uganda, realizando saqueos a su paso. Cuando llegaron al fuerte Luba, en Busoga, se enfrentaron con el mayor Thruston, al que derrotaron y mantuvieron preso en el fuerte junto con dos británicos más. Para lidiar con este motín los británicos comenzaron a traer tropas indias desde Mombasa, a las que se sumaron tropas de Kenia, y una gran cantidad de auxiliares bugandeses. El fuerte Luba fue sitiado, y como medida preventiva, los soldados sudaneses en los fuertes en Bunyoro, Kampala y Entebbe fueron desarmados, dejando sus armas sólo a los de Toro en los que se tenía plena confianza. Los británicos temían que la sublevación se extendiera a todas las tropas y de que éstas se unieran a Karabega y la facción musulmana de Buganda. Para complicar aún más las cosas, este momento coincidió con la fuga de manos de los alemanes Mwanga, quien se declaró musulmán y huyó al norte para unir fuerzas con las de Karabega. Pero finalmente, habiendo logrado agrupar fuerzas superiores contra los amotinados, el último bastión de los mismos fue derrotado en agosto de 1898. Unos meses más tarde, en abril de 1899, Karabega y Mwanga fueron capturados y deportados a las islas Seychelles.

Harry Johnston

El motín de los sudaneses puso fin a la ocupación descuidada en Uganda. El gobierno británico nombró un nuevo comisionado en 1899, Harry Johnston, con larga experiencia en la administración colonial. Las instrucciones de Johnston eran establecer una base de administración satisfactoria y permanente en el protectorado. Con este nombramiento el dominio colonial se consolidaría ya definitivamente en Uganda.