Las danzas afrodiaspóricas y su recreación en nuevos contextos: Dancehall y kizomba

Las danzas afrodiaspóricas y su recreación en nuevos contextos: Dancehall y kizomba

Escrito por Covadonga Almarcegui Elosegui. Antropóloga. Graduada en el Máster en Cultura y pensamiento de los pueblos negros.

La música y la danza son sujetos activos migrantes, diaspóricos, transculturales y transnacionales. A través de sus diversos viajes han sido recreados, reproducidos y transformados en nuevos espacios, contribuyendo así al enriquecimiento de la diversidad sociocultural. A veces han viajado desde África, llevando bailes tan conocidos como la kizomba, el afrobeat, el afrohouse y el amapiano entre otros. Otros han viajado desde América y han dando a conocer bailes como el dancehall, el hip hop, el krump, el popping y el twerking.

Estos ritmos y danzas han sido llevados por la población migrante de origen africano a diferentes países europeos. La kizomba, por ejemplo, llegó primeramente a Portugal donde se popularizó enormemente. De ahí saltó luego a otros países del continente europeo. Junto con la kizomba, he seleccionado el dancehall como dos estilos de baile afrodiaspóricos que se han popularizado a nivel estatal. Se imparten en las escuelas de danza y son promovidos a través de concursos y competiciones.

Dancehall: de Jamaica a las competiciones transnacionales.

Comenzamos con el dancehall. La profesora e investigadora Donna P. Hope (2011) se sumerge en sus orígenes e historia, enlazando el dancehall con la vida del pueblo jamaicano de clase trabajadora. El dancehall fue renombrado como un espacio en el que los individuos recreaban y reinterpretaban sus vidas lejos de su posicionamiento social, a través del baile. De acuerdo con Hope (2011), la cultura dancehall es un almacén de información de la vida y de la sociedad jamaicana que se expandió principalmente a las zonas urbanas y entre hombres de las clases trabajadoras.
Se movió hacia un escenario que problematiza muchos temas sociales y políticos en Jamaica. El baile recrea auto-concepciones, parodias e imágenes propias ejecutadas por los bailarines con enérgicos movimientos. Con el tiempo ha formado parte de la industrial empresarial musical con la incursión de jóvenes de clase media y su trasformación en una nueva forma de música jamaicana.

Uno de los estilos del dancehall es el dancehall queen, que reclama el derecho antes vetado a las mujeres de bailar y expresarse. Ellas han añadido acrobacias y han sido más explícitas en sus movimientos de nalgas. Con su atuendo buscan llamar la atención. La ropa, el maquillaje, la peluca son parte de un ritual cuya función es la recreación de un personaje, un alter ego, alguien en quien se transforman durante la competición. Las acrobacias, la danza, el movimiento, el atuendo, la creatividad y la actitud forman parte de este espectáculo. Ellas han añadido creatividad, actitud y pose, perfilando un personaje que a través del cuerpo y del baile les permite un cambio de rol.

En su viaje a EEUU y Europa y en nuevos espacios transnacionales, el dancehall ha sido descontextualizado. Ha logrado una gran aceptación y son muchos los países europeos que organizan competiciones, en especial en la modalidad de dancehall queen.

Los pasos que antes se hacían en el hall y en las fiestas han adquirido ahora una técnica y una estructura novedosas, y se exhiben en competiciones que llegan hasta los EEUU y Europa. Gana quien tiene flow, presencia, actitud, pose y creatividad interpretativa, tal y como nos explican las personas especializadas en este estilo. Isabel Aznar (2019:9) se refiere al flow como “la identidad propia de cada danzante”. Éste, con sus movimientos, crea y recrea su propia versión de la danza.

En estos nuevos espacios transnacionales el dancehall reproduce una pose, un estilo, unos pasos y una estética predeterminados, que permiten una reintepretación personalizada del patrimonio colectivo. Este ritmo y estilo surgió de situaciones sociales y políticas concretas y en un contexto espacio-temporal muy determinados. Es asimismo la expresión de una contestación femenina. En sus nuevos entornos, como pueden ser los de cualquier ciudad europea, el dancehall queen puede ser reinterpretado desde un mismo lenguaje reivindicativo y con unas resignificaciones propias, adaptadas a estos nuevos contextos, los cuales reclaman igualmente un cambio en los roles expresados a través del cuerpo. Pero también pueden ser desligados de la comprensión de las situaciones sociales y políticas que las crearon y entendidos entonces como mero entretenimiento.

Pareja bilando Kizomba. Foto fuente: Wikipedia

Kizomba: Ejemplo de danza afrodiaspórica implantada en Europa

El segundo ritmo y baile del que vamos a ocuparnos aquí es la kizomba, cuya trayectoria difiere de la anterior. Esta danza es una fusión del semba angoleño y del zouk de las Antillas. Una vez en Europa, comenzó su andadura en Portugal a través de la diáspora. En ciudades como Lisboa las siguientes generaciones de afrodescendientes aprendieron viendo e imitando a sus familiares. Madres, padres y abuelas bailaban ritmos como la kizomba, la koladera y la funana en las fiestas organizadas en el entorno familiar o en los barrios.

Tanto bailarines y bailarinas de origen africano como afrodescendientes tuvieron que formarse en academias para poder impartir clases. En los espacios académicos se baila diferente a cómo lo hacen estas comunidades en sus entornos. Y en África también, la forma de bailar estos ritmos es distinta. Como ejemplo, puedo añadir una anécdota ocurrida en Lisboa y contada por una profesora de la kizomba. Ella y su hermana fueron a una discoteca a bailar. Al salir a la pista de baile con sus parejas, que aprendieren en escuelas de baile, no consiguieron acoplarse a su forma bailar.

Les resultó algo desconocido en ese momento. Más adelante, cuando quiso dedicarse a la enseñanza de estos ritmos y bailes en estudios de danza requirió de un reaprendizaje y adecuación por su parte.

Varios textos profundizan en la naturaleza de la kizomba, en su transformación y en su adecuación a nuevos entornos. Los ensayos de la antropóloga Livia Jiménez (2019 y 2021), nos sitúan en un contexto transnacional en el que los ritmos africanos como la kizomba en Lisboa se van modificando en las escuelas de baile en donde son recreados y reconstruidos. Estas nuevas combinaciones de pasos son hoy el referente de todo el profesorado, pero para muchos/as africanos/as y afrodescendientes no son representativos de África.

Estos nuevos pasos siguen su propia trayectoria y dan lugar a nuevos estilos.
Una vez se establece la kizomba en Europa surgen la kizomba fusión y el subgénero urban kiz. Este último nace en Francia y llega a España. No cuenta con un estilo musical propio y se baila dentro del género zouk de Cabo Verde. La dificultad para aprender la kizomba siguiendo el ritmo de la música hace que surja esta nueva adaptación que la distorsiona y desconecta. Por una parte, deja de ser un baile de tierra, rompiéndose su base al ser ejecutado con movimientos secos y con el cuerpo estirado, que son más fáciles de aprender en los estudios. Y por la otra, se desliga de Portugal, de donde procede el profesorado africano y afrodiaspórico, lo que conlleva una pérdida de su conexión originaria con estos transmisores socioculturales y, por ende, también con sus raíces africanas.

A pesar de este cambio hacia un estilo propio afín a los gustos europeos, que ha derivado en un nuevo subgénero, el urban kiz, no parece haber problemas en mantener el nombre del que proviene, kizomba, para sacar partido de la popularidad de la que goza. Así pues, de acuerdo con estos/as profesionales no es difícil que en una clase de kizomba se esté aprendiendo en realidad urban kiz sin el conocimiento del alumnado.

Livia Jiménez (2019) nos muestra el aspecto mercantilizado de la kizomba, su transformación hacia el gusto de los blancos, su despolitización y neutralización.

Presenta este baile como forma de resistencia cultural y orgullo colectivo en un contexto hostil hacia la inmigración, en el que las industrias globales la utilizan como forma de violencia simbólica en el contexto de la modernidad.

En lo que respecta a lo expuesto, el tango nos sirve como ejemplo de baile transformado y adaptado. La antropóloga y bailarina Silvia Citro (2012) recurre a Marta Savgliano para situar el tango en un contexto global transformado, domesticado y adaptado a través de múltiples procesos de exotización. El tango supone, por un lado, el empoderamiento y reconocimiento local y, por otro, la cosificación y reificación de lo exótico.

Profesoras de baile coinciden en esta adaptación exótica y aceptable del tango y lo extrapolan a los otros ritmos que bailan e imparten, tales como la bachata. En este baile se han introducido acrobacias y también una cierta separación de la pareja al bailarlo como muestra de estas acomodaciones. Así mismo, a tenor de esta exotización, detallan que no es fácil introducir a sus alumnas en bailes como el dancehall. Los sugerentes movimientos de glúteos, cadera y pecho que este estilo requiere no están exentos de prejuicios y estereotipos. Pueden resultarles inusuales y hacerles sentir cohibidas a la hora de realizarlos. Por ello, se ven obligadas a iniciar a sus alumnas con mucha precaución y paulatinamente.

La descontextualización de ciertas danzas afrodiaspóricas, su transformación y acomodación para su aceptación y posterior mercantilización conllevan una desconexión del conocimiento de su origen. Además, induce a un desconocimiento tanto de su significado sociocultural, como de sus movimientos y, por tanto, a no entender lo que se está bailando realmente.

En opinión de algunas profesionales, grandes artistas del género urbano han impulsado el dancehall y la kizomba a nivel internacional como un producto de consumo y cuestionan la autenticidad de esta operación.

Bibliografía

  • Aznar Collado, Isabel (2019). “El lenguaje del cuerpo en la danza urbana: Panorama actual del discurso dancístico popular en España”.
    https://roderic.uv.es/handle/10550/70914.
  • Citro, Silvia (2012). “Cuando escribimos y bailamos. Genealogías y propuestas teórico-metodológicas para una antropología de y desde las danzas. En Citro, Silvia y Aschieri, Patricia (eds): Cuerpos En Movimiento. Antropología de y desde las danzas. Editorial Biblios/Culturalia.
  • Jiménez Sedano, Livia (2021).”Orígenes africanos procurados, encontrados y disputados en las pistas de baile de Lisboa”. En Díaz de Rada, Ángel (ed): Las formas del origen, una puerta sin retorno al laberinto de las génesis. Editorial Ttrota.
  • Jimenez Sedano, Livia (2019). “African Nightclubs of Lisbon and Madrid as Spaces of Cultural Resistance.” Open Cultural Studies 3. https://doi.org/10.1515/culture-2019-0024