20 Jul Los Baatombu de Benin (I). Las gentes y su entorno geográfico.
Escrito por Gerardo José Cámara Aizcorbes, profesor de Enseñanza Primaria y alumno del Curso Cultura y Pensamiento de los Pueblos Negros
Durante un mes escuché su lengua, me alegré con su música, me impactaron sus poblados y me enamoraron sus gentes y sus paisajes. Aquel viaje fue el inicio de una relación muy especial con el pueblo bariba. En 2004 regresé junto a mi mujer para adoptar un niño que precisamente es bariba. Años más tarde con mi mujer y mi hijo pequeño llegamos al norte de Benín para trabajar en un proyecto de seis meses en pleno centro del Borgu. Durante ese tiempo, hicimos amistad con muchas personas. Visitábamos sus casas, jugábamos con los niños, hablábamos y rezábamos juntos; en fin, tuvimos tiempo de sobra para conocer a los hombres y mujeres bariba.
Evidentemente, el contacto con estas gentes no nos brindó un conocimiento muy profundo de sus tradiciones y creencias, pero sí el suficiente como para poder comprenderles un poco mejor. Sus cantos, sus proverbios, sus
cuentos, sus costumbres, todos me hicieron admirar una sociedad totalmente desconocida para mí. Los misioneros SMA, que conocían en profundidad la lengua y la cultura bariba, me ayudaron a encontrar la respuesta para muchos interrogantes que me iban surgiendo. Son, pues, muchos los vínculos que me unen a este pueblo, ante todo de carácter afectivo y personal. A través de estos vínculos, he podido aprender algunas cosas sobre su cultura, que ahora quiero compartir.
La palabra bariba se ha estado utilizando durante muchos años para definir a este pueblo que habita el Borgu. El sociólogo francés Jacques Lombard los denominó bariba, pero su auténtico nombre es baatonu, en singular, o baatombu, en plural. A partir de este momento, pasaré a utilizar esta denominación más precisa.
En baatonnum, tonu significa persona y baaru es la tierra. En esta cultura la persona se define por la tierra, es decir, por la zona geográfica donde vive. El lugar donde vivo explica cómo soy. Por tanto, baatonnu se traduciría como la persona que habita en el Borgu. La palabra borgu, por su parte, parece que proviene de una hierba del mismo nombre con la que se alimenta al ganado.
Los baatombu viven desde tiempos inmemoriales en esta región, ubicada al noreste de Benín y al noroeste de Nigeria. La frontera entre ambos países
divide esta tierra en dos partes, la beninesa y la nigeriana. El territorio borgunés tiene una superficie total de unos 80.000 kilómetros cuadrados y una población de aproximadamente un millón de habitantes. Cuenta con dos ciudades principales: Parakou, en la zona beninesa y Busa en la nigeriana.
Cuando se recorre esta región lo primero que sorprende al viajero es el
paisaje propio de la sabana arbórea subsahariana. Enormes espacios abiertos, como un extenso mar con el horizonte al fondo. Grandes árboles (nerés, karités, mangos, acacias, baobabs…) navegan por estas tierras acompañados de los cultivos y pastos propios de este lugar. Se pueden observar campos de algodón, maíz, mandioca y ñame. No hay montañas, en todo caso, pequeñas colinas que adornan la inmensa llanura. El punto más alto no sobrepasa los 500 metros de altura en la Atakora, el lugar más montañoso.
Los habitantes encuentran en los árboles de la sabana toda la madera que
necesitan para la construcción de sus casas, la fabricación de muebles y el
combustible necesario para cocinar y calentarse.
El neré y el karité son dos árboles muy apreciados por los baatombu. El
fruto del neré en polvo se utiliza para acompañar las papillas de mijo o de maíz. El grano cocido y fermentado de este árbol produce una pasta de fuerte olor. Se trata de la mostaza local que se utiliza como especie para la elaboración de las salsas. Las hojas del neré se usan para curar ciertas enfermedades de la piel. Está considerado como un árbol protector y portador de bendición.
El karité posee una nuez indispensable para la alimentación baatonnu. De ella se extrae aceite y manteca, ingredientes comunes de la cocina local.
Actualmente el fruto del karité es muy apreciado por la industria cosmética
europea. De la madera de este árbol se fabrican también los morteros, los
mangos de las azadas y múltiples utensilios. Los baatombu lo llaman sombu que significa restauración, compensación; el karité es un símbolo de paz, restablece la concordia y el entendimiento. El neré y el karité están considerados como árboles de vida. En las ceremonias fúnebres se depositan sus hojas en las sepulturas para mostrar que la vida ha llegado a su fin. Sobre sus ramas vienen a posarse los espíritus.
El Borgu está atravesado por varios ríos con importante caudal. El Okpara y el Houemé se dirigen hacia el sur, el Sota hacia el norte, el Alibori y el Mekrou van dirección noreste y el Oli hacia el este con todos los afluentes del río Níger. Tras la sabana arbórea, y ya en la zona del Sahel, el paisaje se vuelve más pobre en vegetación. Abundan allí los arbustos y algunos árboles espinosos más adaptados a la larga estación seca.
En el Borgu se encuentran ubicados dos parques nacionales, el parque del
oeste conocido como W (con una extensión de 502.000 hectáreas, desde
Banikoara hasta la frontera con Burkina Faso) y la reserva de caza del Borgu- Borgu Ganie (6.000 kilómetros cuadrados). En estos parques se refugian todos los animales salvajes. En la actualidad, el paisaje de esta región está expuesto a una destrucción desenfrenada. Los agentes encargados de su vigilancia y protección no están haciendo nada para evitar la destrucción de estos espacios naturales únicos.
El Borgu posee un clima sudanés con dos estaciones bien marcadas: la
estación seca de noviembre a mayo, y la estación lluviosa de mayo a octubre.
Este clima se caracteriza por fuertes temperaturas con amplitudes térmicas
elevadas, pueden llegar a los 40 grados en marzo y bajar hasta los 15 en
diciembre. Las lluvias pueden ser muy abundantes, especialmente en los meses de julio y agosto.
A lo largo de los siglos estas tierras han estado atravesadas por rutas de caravanas provenientes del norte. Por ellas llegaron de la mano el Islam y el comercio. Una de estas rutas pasaba por Djugu, Paraku, Nikki y Busa; la otra más al norte por Pehunko, Sinandé, Gamia y Kandi. Las dos terminaban en el mercado de Bornu, al noreste de Nigeria, y desde allí seguían su marcha hasta Egipto.
En esta región junto a la etnia baatonnu conviven otros pueblos como los fulbe o peulh, ganaderos y seminómadas; los dendi, comerciantes y de origen songai; los boo, que a veces se les ha confundido con los baatombu y los gando, antiguos esclavos de los nobles baatombu.
Los baatombu cultivan ñame, un tubérculo que constituye la base de su
alimentación, con él hacen una pasta denominada sokuru. Las mujeres cuecen el ñame y lo machacan durante horas en los morteros; un trabajo que requiere un gran esfuerzo físico. El resultado final es un puré muy suave que se consume mojándolo en salsas picantes y, en momentos especiales, acompañado de algún trozo de carne. Además del ñame en el Borgu se cultiva mijo, maíz, yuca, cacahuete, habichuelas y arroz. En las últimas décadas los baatombu están sembrando grandes extensiones de algodón, sustituyendo esta planta por otras tradicionales, lo que está provocando cambios en sus hábitos alimentarios.
En estas tierras la ganadería tiene una importancia relativa. El pueblo
baatonnu posee pequeños rumiantes (cabras, corderos, cabritos…) y algunas aves de corral. La ganadería extensiva la practican los peulh. Estos son pastores de vacas y bueyes que conducen sus ganados de un lugar a otro. Esta actividad sí tiene una influencia en el medio físico, concretamente en la vegetación.
Los rebaños itinerantes son una riqueza para esta región, pero al no estar
bien controlados, arrasan con los cultivos, provocando conflictos violentos entre ganaderos (peulh) y agricultores (baatonnu).