03 Ago Los Baatombu de Benin (III). Organización social y familiar
Escrito por Gerardo José Cámara Aizcorbes, profesor de Enseñanza Primaria y alumno del Curso Cultura y Pensamiento de los Pueblos Negros
La sociedad baatombu se divide en dos órdenes estamentales: los wasangari, o aristócratas, y la masa del pueblo llano, integrada por agricultores, cazadores y artesanos. Sin embargo, no existe una férrea separación entre ambos grupos. Así, los nobles han tomado tradicionalmente esposas entre los plebeyos, del mismo modo que se han casado con mujeres de origen esclavo. De igual forma, hombres del pueblo
llano han podido desposarse también con mujeres aristócratas. De resultas de todos estos matrimonios, los grupos de parientes atraviesan las fronteras entre aristócratas y plebeyos, impidiendo una separación absoluta entre estos dos grandes órdenes sociales.
La familia baatombu es el clan familiar. Está constituida por mujeres y hombres adultos y niños, pero también por los antepasados difuntos, de quienes se solicitan ayudas y bendiciones y a los que hay que ofrecer sacrificios y oraciones, a fin de que alcancen la plenitud en el más allá. Si la familia se olvida de sus miembros ya fallecidos, las cosas le empezarán a ir mal, al no contar ya con su apoyo.
En la sociedad baatombu todo se rige por una jerarquía de obediencia del
inferior al superior. La familia y el clan también están jerarquizados. Existe un profundo respeto hacia el superior. Pero es un respeto que no significa sumisión. Al anciano hay que darle siempre la razón, pero si alguien no está de acuerdo con la decisión de un viejo, al principio le dice que sí, pero, después procura explicarle las razones de su desacuerdo. Lo que no se puede hacer es contradecirle de primeras, porque ello sería tomado como una falta de respeto. En la tradición baatombu un hijo debe escuchar siempre los consejos de su padre. El hijo que obedece será feliz, mientras que el desobediente se verá asediado por todo tipo de dificultades.
En las concesiones familiares las habitaciones están orientadas al norte, al sur, al este y al oeste. El jefe vivirá en la habitación orientada hacia el este, porque es en el este por donde sale el sol, en donde empieza la vida y en donde nace la luz. El oeste, en cambio, es en donde se oculta la vida. Es el reino de la oscuridad, lo desconocido, lo peligroso. El jefe, por tanto, siempre se sitúa en el este. Él tiene la responsabilidad de velar por la unión entre todos los miembros del clan. Es él quien compra la sal, como condimento básico, que vuelve la comida agradable, en vez de sosa. La jefa de las mujeres será, por su parte, la encargada de mantener una buena convivencia entre todas las mujeres que viven en la concesión familiar. Ella es la mujer más mayor y la responsable de preparar una salsa especial de legumbres que repartirá luego entre las demás.
El jefe y la jefa son elegidos por su edad o por designación expresa del padre, en el caso del jefe de familia, o de la jefa anterior, en caso de las mujeres. La elección no siempre se atiene al orden de nacimiento. Por ejemplo, si en una familia hay cinco hijos el sucesor del jefe no tiene por qué ser necesariamente el primero, sino el que reúne las mejores cualidades, de acuerdo con la opinión del padre.
El padre observa atentamente a sus hijos durante mucho tiempo y, según las virtudes que encuentra en cada uno, elige luego a su sucesor. Éste será aquel al que haya considerado mejor dotado. La designación puede discurrir de distintos modos. Un viejo de un poblado nos contó como escogió a su sucesor. Este hombre poseía cinco hijos. El menor de ellos era el que parecía el más apto.
Un día en el campo, cuando fue la hora de volver a casa, dejé marchar a mis hijos y llamé a solas al pequeño. Lo coloqué debajo de un árbol, cogí una rama y tracé un cuadrado en la tierra debajo del árbol, entonces le pregunté a mi hijo: ¿has comprendido?
Como las tumbas de los baatombu son cuadradas, con este gesto el padre le
estaba indicando que era él a quien le iba a corresponder la responsabilidad de enterrarle y quien le iba a suceder luego en el cargo. No sería su hermano mayor, sino él. Una vez que el hijo ya sabe que va a suceder a su padre, éste ya cuenta con él para enviarlo en su nombre a cualquier lugar, para dar la noticia de una muerte o para cualquier otra tarea. La mujer hace lo mismo para elegir a su futura sustituta.
El responsable de la familia baatombu es el padre, el anciano. Su papel
primordial es preservar la cohesión entre todos los miembros de la familia, fortalecer las alianzas establecidas y crear otras nuevas. Dice un proverbio baatombu: “son los pies los que hacen la amistad.” Es preciso visitarse, viajar, para entablar y mantener las relaciones sociales. El padre de familia es quien mejor pone en práctica esta regla, pues es quien empuña el bastón de peregrino para resolver conflictos, establecer pactos, acordar matrimonios y programar las reuniones familiares en donde se adoptan las decisiones necesarias para la buena marcha de la comunidad. Entre los
baatombu el jefe de la familia asegura la buena administración de la comunidad de bienes y de las relaciones interpersonales. Lo mismo hace su equivalente femenino.
Dentro de la aldea, existe un consejo de ancianos, integrados por los jefes de las distintas familias. Este consejo está presidido por un jefe de aldea. A su vez, estos jefes se hallan sometidos al soberano. Dentro de esta estructura jerárquica, quien no se comparta de un modo responsable acaba siendo excluido.
De hecho, el peor castigo en vida que le puede pasar a un baatombu es la expulsión de su clan, el quedar sometido al más completo ostracismo. Nadie querrá entonces saber nada de él. Es ésta la pena reservada para los intrigantes, que siembran la discordia, y para los acusados de brujería.