Los sonidos del Imperio de Mali (IV). Historias de Griots

Los sonidos del Imperio de Mali (IV). Historias de Griots

Escrito por Judit Torrent Navarro. Enfermera y Técnica de Cooperación. Alumna del Curso Cultura y pensamiento de los pueblos negros 

Fakoly y Sundjata

Soumaoro Kanté era el Rey de la gente de Soso, un reino escindido del antiguo Imperio de Ghana. Un día, paseando por un bosque, escuchó sonar un balafón (1) y, admirado por su sonido, lo siguió hasta dar con él. Quien lo hacía sonar tan asombrosamente era un genio que explicó al Rey que ese balafón era mágico. Si lo tocaba, cualquier persona que lo escuchara se uniría a su Imperio.

Soumaoro se mostró muy interesado por el balafón, pero evidentemente éste tenía un precio. Debía entregar a una de sus hermanas a cambio. Fue así cómo Kankumbá Kanté fue cambiada por el balafón.

Kankumba Kanté tuvo un hijo con el genio, Fakoly, que al nacer tenía la dentadura completa, la de un adulto. Nuhu, último hijo de Jamy Jangoly, último hijo de Fakoly, tuvo dos hijos, Djatrú, padre de Djimbé y Sadja, padre de Djiki. El hijo de Djimbé y Djiki fue Djeli Makán Cissoko.

Naré Maghann Konaté era el jefe de un pueblo. Tenía un hijo tullido, Sundiata Keita, que no podía andar. Sundiata era un joven muy querido, fuerte y poderoso, gracias a su amabilidad, carisma y poder de palabra.

Fakoly era un recaudador de impuestos. Con la llamada de su tama (2) iba por los pueblos y conversaba con sus gentes. Era además muy admirado y querido por el padre de Sundiata Keita; tanto, que le confió el cuidado de su familia.

Soumaoro Konté era un Rey muy poderoso, con dotes mágicas, pero poco querido por su pueblo, el cual, cansado de sus abusos, pidió ayuda al joven Sundiata Keita para luchar contra él.

Fakoly, comprometido con Sundiata, apoyó su lucha contra Soumaoro, al que derrotaron.

Fakoly regaló entonces a Sundiata el balafón mágico de Soumaoro Konte y éste, a su vez, se lo entregó a su griot Balla Fasséké, de la dinastía de los Kouyate. Lo que Fakoly no regaló a Sundiata fueron las baquetas del balafón, en las que se dice que residía toda su magia y poder. Decidió no entregárselas a nadie para que no se hiciera, nunca más, un mal uso de ellas.

Se cuenta que este balafón sagrado se encuentra hoy en día en el pueblo de
Nyagassola, en Guinea, custodiado por la familia de griots de los Kouyaté, descendientes de Balla Fasséké, el griot de la familia Keita. Raramente es tocado en público y se dice de él que es el original, “el padre” de todos los balafones. Fue reconocido por la Unesco en 2001 como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

Baba Cissoko, Mali, tama, multi-instrumentista

Nacido en Bamako (Malí), Baba Sissoko es el maestro indiscutible de la tama (tambor parlante), que aprendió a tocar durante su infancia gracias a las enseñanzas de sus abuelos,
Djeli Maka Sissoko y Djatourou Sissoko. Heredero de este linaje de griots, es un excelente multi-instrumentista. También toca el ngoni, el kamalengoni, la guitarra, el balafón, la calabaza y además canta.
Baba mezcla los ritmos típicos de su país con la sonoridad del jazz y el blues consiguiendo unos resultados asombrosos.

Se considera descendiente directo de Djeli Makam Sissoko y, por lo tanto, también de Fakoly. Comenta que, aunque toca el balafón, éste no es el instrumento preferido por su familia, ya que fue intercambiado por su progenitora Kankumbá Kanté.

Su familia se ha dedicado durante generaciones a transmitir la técnica y la magia de tocar la tama y el ngoni. Siguiendo las pautas que el genio le dio a Kankumá Kanté, madre de su hijo Fakoly, en su familia los niños comienzan a tocar la tama a los tres años y el ngoni a los siete.

Como descendientes de Fakoly, les gusta dialogar y evitar cualquier enfrentamiento.
Explica que ésta es la herencia que Fakoly dejó a su familia. Fakoly era una persona calmada. No le gustaban los conflictos. Por eso, se ha llevado con él la baqueta del balafón mágico, para que nunca más pudiera ser su poder mal usado.

Baba Sissoko se alegra cuando le llamas “Djeli Baba”, ya que ésa es la manera tradicional, antigua de llamarlo, pero, aun así, comenta que prefiere referirse a sí mismo como “Nyamakala”. La palabra “djeli” la asocia a pedir. Él dice que su familia nunca pide, que él existe para dar un servicio a las personas de las comunidades en las que vive.

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(1) Instrumento de forma trapezoidal con teclado de madera y resonadores de calabaza, percutido con dos baquetas.
(2) La Tama es un tambor en forma de reloj de arena con dos parches de piel en cada extremo, tensada por piel o cuerdas que modelan su sonoridad al ser presionadas por el brazo del músico, que lo toca situándole debajo de este. En inglés se llama “talking drum” porque puede imitar tonalidades del lenguaje humano.