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Relaciones diplomáticas entre España y África desde la época precolonial hasta la contemporánea

Relaciones diplomáticas entre España y África desde la época precolonial hasta la contemporánea

Escrito por Sheila Semo

Desde la Antigüedad hasta la era contemporánea, el intercambio de creencias religiosas, dialectos, tradiciones filosóficas, expresiones creativas y normas sociales ha contribuido a fortalecer las relaciones entre África y Europa y una comprensión mutual entre ambas. Sin embargo, a pesar de la abundante evidencia histórica acerca de la compleja interacción precolonial entre África y Europa, numerosos estudios se han centrado en el impacto económico y político del colonialismo o en las estructuras internas de las sociedades africanas, quedando así la historia diplomática africana precolonial como un campo poco explorado. Adegbulu (2011) señala acertadamente que la negligencia mostrada por la historiografía colonial con respect a la historia diplomática africana generó la idea errónea de que los africanos eran inherentemente estáticos y carecían de capacidad para entablar intercambios diplomáticos, económicos o militares sofisticados con los europeos. Afortunadamente, en los últimos años la investigación se ha consagrado cada vez más a corregir esta narrativa falsa con el objetivo de comprender mejor la capacidad de acción africana y las relaciones diplomáticas estratégicas que existieron entre África y Europa durante la era precolonial, dando forma así a las políticas exteriores poscoloniales del continente.
Este artículo, por lo tanto, tiene como objetivo analizar las relaciones diplomáticas precoloniales entre África y España y destacar las diversas formas a través de las cuales España puede aprovechar esta historia compartida para expandir su influencia en el continente africano.

Relaciones históricas entre África y España

La conexión de España con África es anterior al período colonial. Gómez-Rivas (2018) señala acertadamente que la proximidad entre África y España facilitó, sin duda, siglos de intercambio cultural, dando como resultado una rica mezcla de influencias que se manifiesta en la religión, la arquitectura, la lengua, las matemáticas y las redes comerciales. De igual modo, Norberg (1968), en su profundo estudio sobre una serie de composiciones rítmicas altomedievales, argumenta que, ya en el siglo VII, existían importantes intercambios religiosos y culturales entre África y la Península Ibérica, lo que condujo a una historia cultural compleja e interconectada. Asimismo, Conant (2023) señala que durante los siglos VI y VII monjes norteafricanos que huían de las constantes incursiones y guerras entre las fuerzas bizantinas y magrebíes, buscaron asilo en España. Villegas (2024) considera como un ejemplo paradigmático de este modelo al monje Donato, quien, huyendo de la violencia de las tribus bereberes, se estableció en España con otros setenta monjes y se trajo consigo numerosos manuscritos. Estos monjes fundaron el Monasterio Servitanum a su llegada, el cual contribuyó enormemente al desarrollo cultural e intelectual del reino visigodo en España.

El inicio de las relaciones diplomáticas entre África y España

Al igual que otros estudiosos, Fromherz (2021) afirma que, siglos antes del colonialismo moderno, el Mediterráneo occidental era el espacio de complejas interacciones entre sus costas norte (europea) y sur (norteafricana); un espacio caracterizado por dinámicas relaciones diplomáticas, culturales, comerciales y militares. Los viajes de Ibn Battuta en el siglo XIV ilustran vívidamente estas interacciones de diplomacia cultural precoloniales entre el norte de África y España, que incluían el intercambio de conocimientos y prácticas religiosas. Pouwels (2019) relata que, nacido en la ciudad marroquí de Tánger en 1304, Ibn Battuta fue un prolífico viajero, erudito y diplomático de gran habilidad. En su libro de viajes, o Rihla, Ibn Battuta ofrece una perspectiva única de las sofisticadas estructuras diplomáticas de su época y del panorama social, cultural y político general de Al-Ándalus, la Horda de Oro y el Imperio de Malí en el siglo XIV.
Balachandran (2025) afirma que su principal misión diplomática fue una embajada del sultán de Delhi ante el emperador mongol de China en 1341. Dunn (2012) añade que, incluso cuando Ibn Battuta no viajaba como enviado oficial, actuaba como diplomático cultural, compartiendo su amplio conocimiento de diversas culturas y sistemas políticos con los gobernantes locales.

Atlas catalán del mundo conocido (mapamundi), dibujado por Abraham Cresques de Mallorca. Foto fuente: Wikimedia Commons.

Más allá del norte de África, enviados diplomáticos de otras regiones del África subsahariana también viajaron a la Península Ibérica en el siglo XIV. Por ejemplo, Salvadore (2018) afirma que se presume que en 1306 representantes diplomáticos de Etiopía viajaron a la Península por motivos políticos y religiosos. De igual modo, Kozłowska (2005) también sostiene que, tanto en la historia medieval europea como en la etíope, se documenta ampliamente que el emperador Wedem Ar’ad envió una delegación de 30 diplomáticos a Europa en 1306 para buscar una alianza militar contra las fuerzas musulmanas. Se cree que esta misión fue un intento de forjar una alianza con las potencias europeas contra las amenazas de los sultanatos musulmanes vecinos, que se estaban unificando en ese momento. Se presume que la primera parada de los enviados fue en España, donde se reunieron con el rey de España antes de dirigirse a Aviñón, en la actual Francia, para reunirse con el Papa. Aunque la investigación moderna considera esta afirmación de la Embajada de Etiopía de 1306 como una mezcla de hechos históricos y elementos legendarios, sigue viendo el encuentro registrado más antiguo entre España y Etiopía.

Tras estas interacciones iniciales, las relaciones diplomáticas estructuradas entre Etiopía y España se remontan al siglo XV, cuando el Reino de Aragón buscó una alianza con Etiopía.Forness (2024) afirma que, en 1427, un mercader persa llamado Nur-al-Din Al Tabrizi, quien actuaba como embajador de Etiopía, llegó a Valencia para proponer una alianza entre el Imperio etíope y el Reino de Aragón. El embajador presentó al rey Alfonso V una carta del emperador Yeshaq I de Etiopía en la que proponía una alianza política y dinástica. El embajador Al Tabrizi también solicitó artesanos de España y propuso un doble matrimonio entre las familias reales: el hermano de Alfonso, Pedro, se casaría con una princesa etíope, y el emperador Yeshaq con la sobrina de Alfonso, Doña Juana. El rey Alfonso V de Aragón aceptó la propuesta y envió artesanos a Etiopía. Desafortunadamente, el destino quiso que esta alianza nunca se materializara, ya que los artesanos etíopes murieron durante el viaje, y los planes nupciales se cancelaron.

A pesar de este contratiempo diplomático, las relaciones exteriores entre África y España siguieron floreciendo, como lo demuestran las actividades de diplomacia cultural, tanto directas como indirectas, entre ambas regiones. El legado de Mansa Musa es un ejemplo paradigmático de las relaciones interculturales implícitas entre África y España en el siglo XIV. Thiam (2024) afirma que, además de ser la persona más rica de la historia, Mansa Musa, quien gobernó el Imperio de Malí durante el siglo XIV, fue un diplomático sumamente hábil que expandió la influencia de su reino mediante la diplomacia y el comercio. Johnson (2016) sostiene que, si bien Mansa Musa no estableció relaciones diplomáticas directas con España en el sentido moderno, su legado permanece profundamente ligado a España, principalmente a través del Atlas Catalán de Este mapa español, creado por un cartógrafo mallorquín, representaba a Mansa Musa como el acaudalado gobernante de Malí.
El Atlas Catalán difundió el conocimiento de su inmensa riqueza por toda Europa, lo que propició un mayor comercio y relaciones diplomáticas entre ambas regiones, a la vez que consolidó la prestigiosa reputación de Malí en la Península Ibérica. Posteriormente, esta representación de un próspero imperio africano en el Atlas Catalán de 1375 inspiró a diversos exploradores ibéricos a buscar el origen del oro a lo largo de la costa africana durante los siglos siguientes. Además de los vínculos derivados del Atlas Catalán, Montero (2018) afirma que Mansa Musa contrató a arquitectos peninsulares, entre ellos un moro de Granada, para que le ayudaran a diseñar varios edificios de su grandioso imperio. Asimismo, Hunwick (1990) señala que Tombuctú, bajo el mecenazgo de Mansa Musa, se convirtió en un importante centro de aprendizaje islámico, atrayendo a eruditos, poetas y juristas de todo el mundo islámico, incluida Al-Ándalus. En consecuencia, este centro intelectual facilitó el flujo de conocimientos y manuscritos entre África Occidental y la Península Ibérica a través del norte de África.

Emanuele Ne Vunda Sala de los Coraceros en el Palacio del Quirinal (Roma) Pintura de Agostino Taschi. 1616. Foto fuente: Wikimedia Commons.

En los siglos XV y XVI, el Reino del Congo también envió emisarios oficiales a la Península para fomentar relaciones diplomáticas y forjar alianzas políticas y religiosas. Ferrer (2020) señala como un ejemplo destacado a Antonio Emanuele Ne Vunda, político y diplomático del Reino del Congo, quien, según se cree, viajó a España entre 1604 y 1608 como integrante de una misión diplomática a Roma. Lamentablemente, Vunda falleció tan solo dos días después de su llegada a Roma, antes de poder cumplir los objetivos de su misión.

Otro destacado diplomático africano precolonial enviado a la Península Ibérica fue Bans. Pinto (2020) afirma que, en 1657, el rey Tojonu de Allada (actual Benín) envió a un embajador llamado Bans a la corte de Felipe IV. Según Tardieu (1995), Bans, quien posteriormente fue rebautizado como Don Felipe Zapata por los españoles, recibió el encargo de reclutar misioneros para ayudar a resolver los problemas de Allada relacionados con las tormentas eléctricas. La misión diplomática culminó con el envío de varios misioneros españoles a Allada.
Lamentablemente, las cosas no salieron como se esperaba. Ruiz-Peinado Alonso (2021) señala que, si bien los misioneros españoles demostraron ser excelentes predicadores, su misión de convertir a la población de Allada se topó, en su mayor parte, con una clara resistencia, y finalmente fueron expulsados. El rey Tojonu explicó con tacto que, si bien apreciaba mucho el amable gesto de su homólogo, el rey Felipe IV de España, los misioneros no podían controlar los fenómenos celestes (rayos) que estaban causando problemas a su reino y, por lo tanto, prefería enviarlos de vuelta a casa.

Estrategias para aprovechar esta historia precolonial compartida para expandir la influencia de España en el continente africano.

España puede expandir estratégicamente su influencia en el continente africano aprovechando su historia precolonial compartida. Una estrategia sencilla pero eficaz consistiría en promover una visión de un pasado común basada en convergencias precoloniales, como el comercio ancestral, el intercambio cultural y las relaciones políticas. Esto podría lograrse fácilmente mediante proyectos conjuntos de investigación académica, la preservación digital de datos históricos diplomáticos precoloniales y la creación colaborativa de podcasts y documentales dirigidos al público joven. Dicha estrategia contribuiría a aumentar la conciencia pública y cultural, al tiempo que fomentaría un sentido compartido de la historia y el respeto
mutuo entre ambas regiones.

Asimismo, Saltnes et al. (2025) argumentan que los países europeos, y en este caso España, pueden fortalecer los lazos bilaterales y ampliar su presencia en el continente africano promoviendo una asociación más equitativa, donde los países africanos no sean vistos como subordinados, sino como socios en un sistema internacional compartido. Esto implica pasar de una dinámica de ‘donante-receptor’ a una de socios en igualdad de condiciones que colaboran en objetivos comunes. Como señala Caballero-Vélez (2025), la Estrategia España-África 2025-2028 constituye, sin duda, un paso positivo y fundamental en esta dirección. Esto se debe principalmente a que la estrategia prioriza una asociación basada en el respeto mutuo y el desarrollo económico, abordando simultáneamente desafíos comunes como el cambio climático y la migración mediante iniciativas como los programas de movilidad segura. Sin embargo, diversos expertos advierten que entre sus debilidades se encuentra su carácter a corto plazo, que, según algunos críticos, dificulta la consolidación de bases sólidas a largo plazo, dado que un plazo de cuatro años es insuficiente para crear las estructuras duraderas necesarias para una asociación sostenible. Además, los críticos también argumentan que una estrategia a corto plazo corre el riesgo de perder impulso y eficacia a medida que cambian las prioridades políticas y las administraciones.
En consecuencia, para abordar eficazmente esta crítica, España debería centrarse en fortalecer los mecanismos a largo plazo de coordinación, financiación y apoyo institucional en África. Los mecanismos estructurales a largo plazo, como los que se encuentran en los Planes Angola-España, podrían servir de modelo a replicar. Además, los esfuerzos de España pueden integrarse en marcos europeos más amplios, lo que garantizará un flujo constante de financiación para los proyectos y mejorará la capacidad institucional mediante una mayor presencia diplomática y coordinación interministerial. La estrategia España-África 2025-2028 también podría construir una sólida estructura de gobernanza para los proyectos, en particular en áreas como el desarrollo verde e inclusivo, para traducir las inversiones en beneficios tangibles. Por último, la estrategia España-África 2025-2028 debería buscar activamente la interrelación con instituciones panafricanas como la Zona de Libre Comercio Continental Africana (AfCFTA) y la Agenda 2063. Esto garantizará la alineación de los esfuerzos de España con la visión africana de integración y desarrollo sostenible.

Conclusión

Existe un profundo proverbio zulú que dice: «Motho ke motho ka batho; Umuntu ngumuntu ngabantu», que significa básicamente «Soy porque tú eres». Esta frase refleja la filosofía africana del Ubuntu, que enfatiza la empatía, la solidaridad social, la compasión, la bondad, el respeto mutuo y la interconexión humana. En el contexto de las relaciones entre España y África, este principio subraya la necesidad de cooperación y respeto mutuo, en contraste con la dinámica colonial del pasado. Aplicar esta filosofía exigiría que España se relacionara con África en pie de igualdad, centrándose en el desarrollo colaborativo, la prosperidad compartida y una comprensión más profunda de las perspectivas africanas, en lugar de concebir la relación como una de poder desigual o simplemente de extracción de recursos.
Por último, España puede obtener una ventaja en África enfatizando sus profundos lazos históricos con el continente, de forma similar a como China utiliza los viajes de Zheng He para construir una narrativa histórica. La posición singular de España frente a otros países europeos radica en su larga historia de interacción con África a través de una geografía compartida, extensos vínculos históricos e intercambios culturales, así como en su presencia en el norte de África mediante ciudades como Ceuta y Melilla. Para capitalizar esta ventaja, España podría aprovechar estas interacciones históricas destacando sus relaciones diplomáticas con África,anteriores al colonialismo, en su política exterior hacia el continente, ya que constituyen un puente fundamental que conecta su historia compartida con aspiraciones comunes de futuro.

Referencias bibliográficas

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