Juan Latino, la biografía del esclavo catedrático de Granada

ESCRITO POR Eduardo Soler Fiérrez

 

Entre los esclavos excepcionales que ha registrado la historia aparece la figura de Juan de Sessa, conocido como Juan Latino. Poeta, latinista, catedrático de la Universidad de Granada durante el siglo XVI.

Un caso realmente único. Toda la trayectoria de Juan Latino es tan novelesca que parece más la de un héroe de ficción que la de un esclavo.

Siervo desde la cuna al serlo de vientre, convivió desde pequeño con el tercer duque se Sessa; primero en Baena y a partir de los doce años en Granada. Tal convivencia les llevó a una amistad fraternal que perduró durante sus vidas.

 

Un alumno tras las puertas de las aulas granadinas

Se aprovechó de la educación que recibía el joven duque participando en las lecciones que les impartían suspreceptores. Más tarde, al tener que acompañarlo en sus desplazamientos a la Universidad de Granada para que el duque recibiera sus clases, logró seguirlas él también, no sin dificultades, pues no le estaba permitido entrar en las aulas y tenía que escuchar desde fuera.

Su increíble aprovechamiento atrajo la admiración de todos los condiscípulos del duque y de sus maestros, de ahí que le fueran conociendo con el sobrenombre de Latino que fue aceptado orgullosamente más tarde por él como propio:

Y como le llamó por eminente

la antigua Roma a su Adriano, el griego,

la noble España me llamó Latino.

 

Ximénez de Enciso pone en su boca también estos versos que confirman su vocación intelectual y que pudieron muy bien haber salido de él mismo:

“Y hallando que no hay honor

para mí, quise saber,

viendo que para aprender

no ha de estorbar el color”.

Sorprendidos por su valía y dado que lo consideraban como un miembro de la familia, los duques de Sessa le permitieron seguir en la Universidad recién creada la carrera de letras que cursó con gran brillantez y se constituyeron en sus más importantes mecenas, orgullosos de que el catedrático perteneciera a su familia.

Traducía a los clásicos tanto latinos como griegos y se hizo un excelente maestro que ejerció durante muchos años, ya que fue muy longevo.

Logró hacer escuela: obtuvo la cátedra de Gramática que dependía del arzobispado, asimilable a una de la Universidad de Granada a cuyos claustros asistía.

 

Juan Latino y el conflicto morisco

A Juan Latino le tocó una época en la que en el Reino de Granada se resolvió el problema de los moriscos (Rebelión de las Alpujarras) y en esta contienda fue un testigo de excepción, como lo demuestra en algunas de sus obras.

Habida cuenta del papel protagonista que desempeñó el hombre del que dependía, don Gonzalo Fernández de

Córdoba, que combatió bajo las órdenes de don Juan de Austria en este levantamiento, Juan Latino tomó partido y se implicó en esta 

guerra. Aunque sólo fuera por estar del lado de sus mentores y cantar las

glorias de sus caudillos, compatibilizándolo con su cátedra en la ciudad de Granada.

 Siempre procuró estar claramente a favor de un solo bando, siendo uno más entre los castellanos y un verdadero cristiano para todos los que lo conocieron.

Podemos adelantar que la cuestión morisca, tan definitoria en ese momento,  marcó de manera indeleble a Juan Latino ya que se desenvolvió en la agitada vida de la Granada del siglo XVI, por lo que no podemos obviar estos sucesos al presentar su figura.

El saber, única vía para alcanzar la libertad

Juan comprendió desde pequeño, como ocurrió en el caso de otros esclavos excepcionales, que el saber era el único medio que tenía para conseguir tanto su liberación como su ascensión en una sociedad estamental y a él se aferró para alcanzar ambas metas.

Se dedicó a servir, como le obligaba su estado; a estudiar, como deseaba un temperamento inquieto y una inteligencia despierta; a escribir y enseñar, como aspiraciones vocacionales que debía satisfacer.

Y con estas ideas tan claras, fue conquistando objetivo tras objetivo en una línea ascendente de progreso: el estudio a la sombra del duque, la manumisión para conseguir otras metas; el matrimonio con una mujer principal; la cátedra.

Y con todo esto, tal vez lo que era más importante para él y a lo que se supeditaban todos los objetivos anteriores, el prestigio y el reconocimiento de la sociedad granadina de su época.

 

Matrimonio con la nobleza

Logró casarse con Ana de Carloval con la que tuvo cuatro hijos, una dama distinguida hija de un veinticuatro, administrador del ducado de los Sessa.

Venció pues todo tipo de dificultades al ser él un esclavo de procedencia africana y ella una atractiva y culta mujer perteneciente a la baja nobleza. Para esto, como para la obtención de la cátedra, le fue esencial el apoyo del arzobispo Guerrero.

Escribió sobre todo en latín y su obra literaria lo incluye en la nómina de poetas del Renacimiento europeo y está orientada a glosar las hazañas de algunos hombres ilustres de la época que fueron sus amigos y protectores, como don Juan de Austria, el duque de Sessa, el arzobispo Pedro Guerrero, etc.

Docto latinista e inspirado poeta” dice de él González Garbín, filólogo clásico. Efectivamente, latinista, poeta, músico, maestro, no se puede estudiar la vida cultural de la Granada del siglo XVI sin incluir el nombre polifacético de Juan Latino entre sus ilustres.

Fue el primer hombre de color que publicó en latín obras poéticas en época moderna”, como afirma el traductor de algunas de ellas; “el único escritor negro conocido hasta hoy de la España renacentista”, en frase de Fra Molinero, reconocido autor que estudió la imagen de los negros en el teatro del Siglo de Oro.

 

Obra y legado

Su obra comprende traducciones y comentarios de los clásicos grecolatinos y libros originales, escritos en latín, como corresponde a un humanista. Entre los más importantes podemos citar:

  • De translatione corporum regalium (1576). Narración del traslado al panteón de El Escorial de los cuerpos regios que descansaban en Córdoba.
  • Epigramas. Obra dedicada a Fernando, hijo de Felipe II y su segunda mujer, Doña María de Portugal.
  • Austriadis Carmen, la primera obra poética, con fecha comprobada, que se refiere a la batalla de Lepanto.
  • Ad Excellentissimum et Invictissimum D. D. Gonzalum Ferdinandez a Corduba. Una oda a su protector.

 

Juan Latino fue un hombre admirado, respetado y querido por sus discípulos y por toda la sociedad granadina y su indudable valía era reconocida por todos los que lo trataron y sobre todo por sus discípulos.

Sus restos descansan en Granada, en la cripta de la Iglesia mudéjar de Santa Ana y San Gil, junto al río Darro.

JUAN LATINO. EL ESCLAVO CATEDRÁTICO
JUAN LATINO. EL ESCLAVO CATEDRÁTICO

  • Nº de páginas: 220 págs.
  • Encuadernación: Tapa blanda
  • Editorial: EIRENE EDITORIAL
  • Lengua: CASTELLANO
  • ISBN: 9788494232312