La radio en los procesos histórico-políticos en África (III): Radio Libre des Mille Collines y la Radio Conciliadora

La radio en los procesos histórico-políticos en África (III): Radio Libre des Mille Collines y la Radio Conciliadora

Escrito por Ángeles Montalvo Chaves, antropóloga y alumna del Curso Cultura y Pensamiento de los Pueblos Negros

La Radio Télévision Libre des Mille Collines (RTLM) fue una radio controlada por el gobierno de Ruanda, a la que a menudo se ha descrito como la ‘radio del odio’, por su papel clave en el genocidio tutsi de 1994 (Bosh 2010:77). Durante tres meses esta emisora fue puesta al servicio de la guerra y el genocidio, contribuyendo con ello a la muerte de más del 75% de la población tutsi en Ruanda (Paluck 2009:574). RTLM comenzó a emitir en 1993 sin tales fines, pero progresivamente fue llenando su contenido con chistes y comentarios anti-tutsis, convirtiéndose en un arma del gobierno extremista hutu. Tras el conflicto, el Tribunal Internacional de Ruanda condenó a los fundadores de la emisora por crímenes de genocidio, con el argumento de que esta radio había creado el escenario propicio para dicho genocidio (Paluck 2009:576). Diez años más tarde surge de la mano de una ONG holandesa en Ruanda la emisora La Benevolencija, la cual ha puesto en marcha un programa de educación radiofónico diseñado para promover la reconciliación nacional (Paluck 2009:574).

Siguiendo aquí el enfoque desarrollado por Srinivasan y Diepeveen (2018), podemos considerar que los casos de estas dos estaciones nos enseñan la conveniencia de analizar los modos en los que los responsables de las emisoras piensan en sus audiencias a la hora de hacer radio. La participación de la audiencia no sólo se define a través de su escucha e intervención en diversos programas, sino también a través de su propensión a acabar realizando determinadas acciones concretas. Al mismo tiempo veremos también cómo, aunque el mensaje sea el mismo, el acto de interpretar la’ voz’ de la radio se produce de manera diferenciada e individual, puesto que, tanto la respuesta de la población hutu a la violencia fomentada por RTLM, como las posiciones entre quienes escuchan La Benevolencija no han sido unitarias.

En 1959 estallaron distintos episodios de violencia anti-tutsi durante la revolución hutu. Previamente había existido una convivencia entre ambas poblaciones fomentada por el hecho de que los hutus y los tutsis hablaban la misma lengua y se casaban entre ellos. Históricamente la minoría tutsi había sido una élite aristocrática dedicada a la ganadería, mientras que los hutus constituían una mayoría que cultivaba la tierra. Ruanda, al igual que Burundi, fue primero colonizada por los alemanes y tras la I Guerra Mundial pasó a manos belgas. Estos comenzaron a establecer tarjetas de identidad diferenciadas según el grupo étnico, lo que contribuyó a dividir a la población sobre la base de su pertenencia étnica y de sus rasgos fenotípicos. Cuando el país obtuvo su independencia en 1962, Ruanda se convirtió en una república de partido único dominada por los hutus. Tras este cambio político se sucedieron varios episodios de violencia entre los dos grupos étnicos, lo que llevó a que miles de tutsis huyeran a los países vecinos (Yanagizawa 2014: 1952).

A partir de los años 90 (década en la que el país entró en una crisis económica) se desarrolló una guerra civil, que provocó que los ruandeses volvieran a organizarse y dividirse de acuerdo con las antiguas categorías coloniales. Los políticos extremistas hutus comenzaron a fomentar un sentimiento anti-tutsi valiéndose de los medios de comunicación (Paluck 2009:576). La violencia se ejerció fundamentalmente por dos vías: 1) a través de milicias y grupos paramilitares, financiados por el gobierno, que iban perpetrando masacres de tutsis y distribuyendo armas a lo largo del país; y 2) a través de ciudadanos que estaban mucho menos organizados y usaban armas más rudimentarias, pero que también participaron en el genocidio tutsi (Yanagizawa 2014: 1952-1953).

Tanto para el caso de la milicia como para el de la gente ordinaria, el gobierno utilizó la radio RTLM como instrumento para fomentar el genocidio, hasta tal punto que se estima que un 10% de toda la violencia cometida en ese período puede ser atribuida a la influencia de este medio (Yanagizawa 2014:1947). Siendo la radio el medio más presente en Ruanda, ella fue también la vía más utilizada para hacer circular los mensajes entre la población. Es en el contenido de estos mensajes en donde encontramos la clave para entender la efectividad de esta emisora, puesto que el gobierno desempeñó un rol muy activo a la hora de determinar el contenido de las retransmisiones, redactar los editoriales y suministrar a los locutores los guiones que tenían que leer. A través de todos estos contenidos se difundió la noción de la “defensa propia” frente a los tutsis, bajo el lema de “mata o te matarán”. Y lo que es aún más importante: estos mensajes se convirtieron en mandatos, ya que extendieron la idea de que quien rechazara participar en los asesinatos sería considerado un cómplice del enemigo. Tal es así que, aquellos que osaron desobedecer las órdenes transmitidas por este medio fueron también asesinados por la milicia y el ejército (Yanagizawa 2014: 1955-1956).

Volviendo sobre la importancia que Srinivasan y Diepeveen (2018) conceden al acto de ‘imaginar la audiencia’ cuando se hace radio, podemos observar entonces que lo determinante en este caso no fue sólo el hecho de que ciudadanos y milicias hutus participaran en la masacre tutsi tras escuchar la RTLM, sino el de que además los gobernantes —quienes elaboraron los mensajes (mandatos) de la radio— imaginaran el modo en el que la audiencia (los oyentes hutus) interpretaría estos mandatos y actuaría luego sobre la base de los mismos.

En los últimos tiempos, Ruanda ha tenido que encarar una profunda crisis social entre la población superviviente, los refugiados retornados y los acusados de asesinato, quienes están obligados ahora a convivir en sus comunidades y cuentan con poco acceso a tratamientos psicológicos para afrontar el trauma sufrido (Paluck 2009:576). Al mismo tiempo, la política del gobierno ha sido la de ilegalizar la expresión pública de categorías étnicas (Bilali y Vollhardt 2013:146). Dentro de este contexto, ha nacido en Ruanda una ‘radio conciliadora’ con la finalidad de superar estos conflictos.

Desde 2004, la emisora La Benevolencija transmite en Ruanda un programa titulado Musekeweya, con la intención de prevenir la violencia y promover la reconciliación tras el genocidio. El estudio dirigido por Elizabeth Paluck sobre esta radio (2009) ha mostrado el impacto positivo que la misma está teniendo entre la población. El programa presenta ‘todos’ los lados del conflicto a través de una historia ficticia, poniendo énfasis en los distintos aspectos del proceso de reconciliación, tales como la justicia, el diálogo y el trauma, e intentando suscitar así similares sentimientos entre los ruandeses (Bilali y Vollhardt 2012:145). La mayor dificultad que afronta este programa estriba en cómo presentar el conflicto inter-grupal o inter-étnico a través de dos comunidades ruandesas paralelas, salvando la prohibición del gobierno de hablar sobre categorías étnicas. Pero el estudio nos muestra que entre los oyentes se ha ido desarrollando una mayor propensión a entender el conflicto desde una perspectiva histórica, lo que ha reducido el ‘sentimiento competitivo entre las víctimas’ (Vilali y Vollhardt 2012:148).

Según Paluck, las claves del éxito del programa radican en que el mismo permite hablar de temas sensibles en público e indica a sus oyentes lo que deberían hacer en caso de conflicto.
Y en especial, el acto de escuchar la radio de forma grupal, con amigos o familiares, ha sido un factor responsable del elevado impacto alcanzado por este programa. Ello ha posibilitado escuchar las opiniones de otras personas y que las opiniones individuales se discutieran en grupo, contribuyendo todo ello a la elaboración de un conocimiento social compartido (Paluck 2009:584). Tal es así que el acto de escuchar la radio se ha convertido en una participación activa de los oyentes en la reflexión acerca de un conflicto que les ha afectado de manera personal y cuya superación pasa por una buena asunción de los sentimientos ocasionados por estas experiencias de escucha en grupo.

Cabe señalar, no obstante, que, como señalan Bilali y Vollhardt (213: 49), este tipo de emisoras conciliadoras no siempre son efectivas, especialmente en aquellos casos en donde los conflictos aún se encuentran activos, como es el caso de las radios similares que se han fundado en la República Democrática del Congo, país éste del que nos ocuparemos en nuestra última entrega.


Bibliografía:


Bilali, Rezarta and Jahanna Ray Vollhardt (2013). Priming effects of a reconciliation radio drama on historical perspective-taking in the aftermath of mass violence in Rwanda, Journal of Experimental Social Psychology, 49: 144-151.

Bosh, Tanja (2010). Talk radio, democracy and citizenship in (South) Africa, Popular media, democracy and development in Africa: 75-87.

Paluck, Elizabeth Levy (2009). Reducing intergroup prejudice and conflict using the media: a field experiment in Rwanda, Journal of Personality and Social Psychology, 96 (3): 574–587.

Srinivasan, Sharath and Stephanie Diepeveen (2018). The power of the “audience-public”: interactive radio in Africa, The International Journal of Press/Politics: 1–24.

Yanagizawa-Drott (2014). Propaganda and conflict: evidence from the Rwanda genocide, The Quarterly Journal of Economics: 1947–1994.