«Negritudes»: filosofía, memoria y resistencia (II). Césaire y Damas: estética y combate político

«Negritudes»: filosofía, memoria y resistencia (II). Césaire y Damas: estética y combate político

Escrito por Juan Jesús García, graduado en el Máster en Cultura y pensamiento de los pueblos negros.

I. Césaire y el Discurso sobre el colonialismo

La «negritud», como fenómeno estético-político de resistencia, tiene en Césaire a una de sus más importantes figuras. Césaire se desmarca un poco del pensamiento de Senghor, dado que su filosofía es mucho más descarnada y contestataria que la del primero. Para él, Europa es indefendible. Así, en las primeras palabras de su Discurso sobre el colonialismo el filósofo de la isla Martinica nos dice lo siguiente:

“Una civilización que le hace trampa a sus principios es una civilización moribunda. El hecho es que la civilización llamada europea, la civilización occidental, tal como ha sido moldeada por dos siglos de régimen burgués, es incapaz de resolver los dos principales problemas que su existencia ha originado: el problema del proletariado y el problema colonial” 1.

Aimé Césaire. Foto fuente: Wikimedia Commons

Césaire ve en Europa la decadencia que la propia burguesía europea había causado y más adelante nos explicará que al final del desarrollo de la civilización burguesa capitalista se encuentra Hitler, como producto de un régimen capitalista burgués deseoso de perpetuarse a toda costa.

Césaire incluso va más allá y hace un análisis muy acertado de la situación geopolítica del mundo después de la Segunda Guerra Mundial. Nos explica que si bien Hitler y el nazismo son una evidencia infausta de la decadencia de la civilización europea, la nación estadounidense ha recogido el testigo del imperialismo europeo y se muestra mucho más mortífera en sus ambiciones que la añosa Europa. En efecto:

“Y entonces me pregunto: ¿qué otra cosa ha hecho la Europa burguesa? Ella ha socavado las civilizaciones, destruido las patrias, arruinado las nacionalidades, extirpado la raíz de la diversidad. No más malecones. No más bulevares. Llegó la hora del bárbaro. Del bárbaro moderno. La hora estadounidense. Violencia, desmesura, despilfarro, mercantilismo, exageración, gregarismo, la idiotez, la vulgaridad, el desorden”. 2

Césaire advierte a Europa que, de no promover la independencia de las nuevas naciones en el proceso descolonizador, habrá traicionado sus propios principios y valores fundacionales.

En consecuencia, si Europa no aprovecha su última oportunidad para obrar a favor de la emancipación de todos los pueblos a los que ha oprimido durante siglos, podrá decir entonces que se ha vuelto a manchar las manos de sangre inocente. De hecho, para Césaire, Senghor y Damas, el apoyo europeo al surgimiento de las nuevas naciones africanas y al proceso descolonizador obligará a Europa a emanciparse de sus propias cadenas burguesas. Ello sucederá, según Césaire, mediante el advenimiento a través de una revolución proletaria de una sociedad sin clases sociales:

“Lo que quiere decir, en resumen, que la salvación de Europa no radica en una revolución de los métodos, sino en la «Revolución»; la cual sustituirá, mientras esperamos una sociedad sin clases, la férrea tiranía de una burguesía deshumanizada por la preponderancia de la única clase que todavía tiene una misión universal, porque sufre en su propia carne todos los males de la historia, todos los males universales, el proletariado”.3

En este discurso, la memoria de un pueblo oprimido durante siglos aflora ahora de la garganta de Césaire. Una memoria de opresión que había sido grabada a fuego en la piel de África por ese ángel maldito de la historia que Benjamín nos descubrió en sus tesis sobre la historia. Memoria que ahora traía las palabras de vendetta. Césaire es la voz de esa memoria de los oprimidos que brota de la desesperación y se convierte en luz y guía para un mundo que se había cubierto con la sabana de las tinieblas mortales, en palabras del propio Césaire. Y es que esa fuerza rítmica de la que hablaba Senghor, que se manifiesta en el arte, en el artista que crea y es parte de su creación, se había trasportado hacia las Antillas americanas y hacían brotar la fuerza de las palabras de Césaire en su discurso sobre el colonialismo.

Léon Damas. Foto fuente: Wikimedia Commons.

II. Damas y el Retorno a la Guayana

León Damas es quizás el menos reconocido por la academia de entre los tres grandes creadores de la negritud. La idea de negritud de Damas difiere en ciertos aspectos de la perspectiva más poética (aunque crítica también) de Senghor y se acerca en gran medida a la actitud confrontadora de lucha y reivindicación de Aimé Cesaire. Es quizás la prosa y la poesía de Damas las que mejor personaliza a ese ángel caído de la historia que Walter Benjamín nos recordaba. Veamos un ejemplo citado por el pensador francés Jean Paul Sartre en su archiconocido Orfeo Negro:

“Mis ahoras; tienen sobre mis ayeres ojos grandes que giran de rencor y de vergüenza. Va todavía mi sorpresa de otro tiempo de golpes de cuerda nudosos de cuerpos calcinados, de la punta del pie a la espalda calcinada, de carne muerta de tizones de hierro incandescentes, de brazos destrozados por el látigo que se desencadena…” 4

Jean-Paul Sartre. Foto fuente: Wikimedia Commons.

Y es la memoria temprana de los sin nada, de los nadie, de los condenados de la tierra (Fanon), memoria de una generación de poetas que, como bien nos explica Sartre en su ensayo, había nacido entre 1900 y 1918—época en la que medio siglo antes se había abolido la esclavitud— y permeaba con sangre la tinta de las palabras escritas y declamadas por los pensadores de la negritud. Damas se va a convertir en el «enfant terrible» del movimiento de la negritud precisamente porque su poesía y su obra se fundamentan en una crítica descarnada de la academia europea y a los postulados científicos que la distinguen. En su ensayo titulado «Retorno a la Guayana» (Retour de Guyane), Damas argumenta que la etnografía se había presentado como una actividad en pos del mejoramiento (mise en valeur) de la vida de los pobladores de la colonia por parte del poder metropolitano. Sin embargo, Damas nos desvela que la ciencia social y en concreto la etnografía, al menos en el caso de la Guayana, se había usado para cimentar aún más este poder colonial 5 . De hecho, Damas nos explica en su ensayo que dada la situación que él observa en su tierra natal donde no hay un sistema médico, los servicios públicos no existen, la administración es corruptamente caótica y la pobreza está generalizada, no se podía argumentar que la colonización había producido una mejora real en la vida de los pobladores de la colonia. En concreto, Damas utiliza esa misma ciencia social etnográfica y le da la vuelta como piedra arrojadiza contra el sistema colonial. En consecuencia, a través de su obra tanto poética como ensayística, este autor se convertirá en un gran problema para la administración francesa de la Guayana caribeña. No es de extrañar que de las mil quinientas copias que se editaran de «Retour de Guyane» el gobierno colonial francés quemara aproximadamente mil. El saber siempre ha sido muy subversivo, parece ser.


1 Césaire, Aimé: 157.

2 Césaire, Aimé: 189.

3 Césaire, Aimé: 189.

4 Sartre, Jean Paul (s/f): Orfeo negro.

5 Miller, B. (2014): 104.

Bibliografía

Benjamín, Walter (2009): Estética y política. Buenos Aires: Editorial Las Cuarenta.

Césaire, Aimé (2005): “Discurso Sobre El Colonialismo”. Guaraguao 9, nº 20. https://login.bucm.idm.oclc.org/login.

Miller, B. (2014). Rethinking Négritude through Léon-Gontran Damas. Ediciones Rodopi B.V. https://doi.org/10.1163/9789401210713

Sartre, Jean Paul .Orfeo negro. (s/f). Revista de la Universidad de México. https://www.revistadelauniversidad.mx/articles/cdb77d9f-9e02-4ec7-afe2-15e35bd324a7/orfeo-negro