Percepción de la muerte y rituales fúnebres en los pueblos africanos (XI). Los igbo de Nigeria.

Percepción de la muerte y rituales fúnebres en los pueblos africanos (XI). Los igbo de Nigeria.

Escrito por Alejandro M. Abrante García, teólogo especialista en pastoral y misionología y graduado en el Curso Cultura y pensamiento de los pueblos negros.

Los igbos, o ibos, constituyen el 15% de la población nigeriana. Sus ideas sobre la muerte y sus rituales funerarios son muy interesantes. Es cierto que esta etnia tiene la mayor población de cristianos del país, pero los igbos que practican la religión tradicional creen en un dios creador Chukwu o Chineke, una diosa de la tierra, Ala, y en muchas otras deidades y espíritus, además de los antepasados, ​​quienes pueden protegen o perjudicar a sus descendientes vivos, según la asistencia o el abandono que éstos les den. De hecho, hablar mal de los antepasados se considera algo extremadamente grave.

Si una persona habla mal de un antepasado de otra familia, incluso aunque luego se disculpe, se debe realizar una ceremonia especial de expiación.

Baile grupal de mujeres para un aniversario fúnebre, que marca el final de un período de luto de un año. Tribu Igbo. Estado de Imo (Nigeria). Fuente foto: Wikimedia

Esta sociedad de los antepasados está organizada de forma similar a la de los vivos. Existe un Jefe o Rey de los Espíritus, Nduen-Ama Yana-Gbaw, para los Ijaw o, Eze Ala Maw, para los Igbo; un mensajero, Ffe, para los ijaw, u Onwu para los Ibo, que trae la muerte a los vivos, y un barquero, Asasaba, que lleva las almas de las personas buenas por el río de la muerte para ser reencarnadas en los árboles, animales (vaca, elefante o leopardo) u otros seres vivientes, como los Amuneke. Creen que sólo los espíritus malignos, las almas de aquellas personas que fueron malas en vida, se reencarnan en plantas.

“En el área alrededor de Nnobi, que se encuentra en el este de Nigeria, los igbo incluyeron a sus antepasados en todos los rituales de reconciliación, llamados ikwu ahu”.

Para ellos, la muerte solo implica la sensación de pérdida de la presencia física de alguien, una separación de la carne y no el fin de la vida, ya que cada persona tiene dos almas, una eterna, teme, deja el cuerpo con el último respiro y toma la forma de una sombra, y una segunda alma que proporciona la fuerza vital y que muere con el cuerpo. bio-maw para los ijaw y nkpuruk-obi para los ibo.

Por esta razón, acompañan al muerto con algunos o todos los utensilios o bienes con los que vivió. Además, cada ocho días el jefe, Fene Bene, dará parte de la comida y de la bebida para los espíritus. Cada siete años se sacrifica una cabra y se rocían con su sangre las imágenes o pilares de arcilla que representan a los antepasados.

La mayoría de las prácticas religiosas igbo giran en torno al culto a los antepasados, incluso recibiendo mensajes del reino espiritual a través de los oráculos y la adivinación. Tanto es así, que si quien muere es un niño, se considera una calamidad y no se hacen funerales muy elaborados. Por el contrario, cuando es un anciano, se anuncia públicamente y se realizan funerales con gran esmero, ya que es la manera de entrar en entre los antepasados.

Teniendo en cuenta el sexo del difunto, también se realizan prácticas diferentes. Los rituales para los hombres son más pomposos que para las mujeres. Si es un hombre el que muere, un curandero lava las manos del muerto y recoge la sangre de un gallo mezclándola con algunas hojas para la absolución del muerto de todos los males cometidos. Luego se lava el resto del cadáver y se le cortan las uñas. Mientras tanto, se amarra vivo otro gallo emplumado blanco, cabeza abajo, en el sitio donde está el muerto, para garantizar un tránsito pacífico de su alma al lugar de los ancestros. Sin embargo, si es una anciana, el cabeza de familia lo anuncia inmediatamente con el sacrificio de un pollo, antes de que nadie vea el cadáver de la difunta. En ese mismo instante comienzas los bailes y cantos fúnebres. Al final de estos, se les exigen al marido y a los hijos una serie de artículos dotados de una fuerte carga simbólica, que deben ser proporcionados por el marido y los hijos de la mujer muerta. Estos artículos pueden incluir: cabras, pollos, etc. Cuando el cadáver va a ser enterrado en la casa de la familia, se vuelven a ofrecer sacrificios.

La familia y los amigos acompañan al difunto durante el camino hasta el lugar del entierro, a menudo bailando y celebrando a medida que avanzan. Los invitados, que vienen de todas partes para un funeral, se entretienen en un campo cercano y en el recinto de la casa familiar. Los aldeanos también pueden asistir y pasear para unirse al evento del día.

Una costumbre extendida en el pueblo igbo consiste en bañar al difunto y decorarlo para luego acostarlo, de modo que la gente pueda examinar el cuerpo durante la procesión y así confirmar que no murió de una muerte deshonrosa. En algunos casos de mala muerte, como en los ogbanje’s, repetidores, que son muy pobres o no han tenido descendencia, son mutilados ante familiares para evitar que se “reencarnen”.

Algunos de ellos son arrojados al bosque malvado ajo ofia, y se les trata de olvidar rápidamente. Cuando se trata de víctimas de suicidio, su cuerpo no solo es rechazado, sino que es enterrado miserablemente sin ritos funerarios.

Foto de ritos funerarios. Fuente: Wikimedia

Según fuentes orales, en las ceremonias tradicionales igbo, se dan casos en que se sacrifican gallos o cabras, incluso algún perro, y se vierte su sangre en el ojo o el pecho del difunto. Luego, se mata una cabra y/o una vaca según los medios económicos de sus hijos o parientes, antes de enterrar el cadáver, y la sangre se vierte en la tierra donde se va a enterrar. Las esposas de los muertos, que permanecen sin comer hasta que finaliza la ceremonia, se lavan las manos cuatro veces con unos arbustos, para absolverse de la muerte de su esposo. Se colocan los restos del difunto y las mujeres echan arena en la tumba del esposo. Entonces las mujeres se recluyen, sin pasar del patio o la puerta de la casa de su difunto esposo durante dos semanas, unos doce días, después del entierro. Están sin bañarse y sin cambiarse de ropa durante todo el tiempo del aislamiento. Desde que se anuncia el comienzo del entierro y los ritos funerarios del difunto, que suele ser la víspera del entierro, todo lo que coma la viuda debe venir de fuera del hogar, ya sea de parientes o amigos, y no debe venir de la puerta principal de la casa. El tambor blanco anuncia el descenso a la madre tierra del difunto, haciéndose así durante siete semanas. El encierro de las viudas se irá relajando después de un mes, en el que podrán ya cruzar la puerta de la casa, pero siempre vestidas de blanco o negro, en un periodo que va desde seis meses a un año después del funeral. Todo ello discurre bajo la supervisión de otras mujeres del pueblo, que se aseguran de que todo el duelo se haga correctamente. Dos meses después del entierro finaliza el aislamiento con el corte de pelo de las esposas, al igual que los hijos del difunto, en señal de duelo.

Los funerales igbo suelen durar solo unos días y las festividades se reservan para un segundo entierro.

Sus creencias los lleva a pensar que, el espíritu del difunto solo descansa después del segundo entierro, que se conoce como ikwa ozu, una combinación de las palabras ikwa, que significa luto o coser, y ozu, que significa cuerpo. Si no se realiza el segundo entierro, la familia se vería atormentada por el espíritu del difunto, que no habrá ingresado correctamente en el reino de los ancestros. Esta parte del proceso de entierro se aprecia como una lujosa celebración de la vida, y se puede llevar a cabo muchas semanas después del entierro inicial. Es un evento espiritual de fiesta no de duelo, en el que el sacrificio, la poesía, la danza y la música se combinan en una forma de drama. Es la ceremonia que el primer hijo está obligado a celebrar para asegurarse de que su padre fallecido entre a formar parte de los ancestros.

Máscara facial para bailar en los funerales. Etnia Galoa de Nigeria.
Madera y pigmentos. En http://www.artedeafrica.com/